sábado, 23 noviembre 2024

Atajar la corrupción y regenerar la vida pública reestructurando salarialmente la función publica

Son algunos de los pensamientos de un buen amigo que tendrían que tener transcendencia. Hoy, comme toujours tampoco es el momento porque solo existe el cagajon de Cataluña. Cualquier otra cosa por importante que sea no existe, y no aborda las medidas propuestas.

El escenario sería el siguiente:

«Ud. Me remite y propone un conjunto de medidas anticorrupcion. Yo le cuento las que el gobierno a puesto en marcha….
En síntesis por un oído me entra y por otro me sale, no?.

La retribución actual es absurda. Lo que pasa es que la clase política española es nefasta. Tendría que haber un sistema que no permitiera acceder a los undocumented. Muchos de estos, son los que buscan la silla deliberadamente para chupar del bote. Y cuando terminan sus tiempos, demuestran su falta de ética al aceptar fortunas de los que previamente aparentaban ser enemigos.

Lo principal para una buena labor de gobierno es comunicar y comunicar. Si no comunicas nadie sabe lo que haces. Es como lo del caballo; hay que hablar bien del caballo para poder venderlo.

Seguramente, la primera reflexión que te vendría a la cabeza al leer estas líneas, es su grandiosidad y un “largo me lo fías Don Sancho”. Pues sí, así es, es una medida que pretende reformular todo el sistema de retribuciones e incentivos de los servidores públicos con el fin de hacer atractiva la función pública y garantizarnos que contamos con los mejores talentos para dirigir la mayor empresa de nuestro país-España.

Las medidas de reestructuración salarial pasarían por definir e implantar un nuevo modelo de retribución salarial a los diferentes cargos públicos electos, empezando por el Presidente del Gobierno, sus Ministros, Secretarios de Estado y Directores generales de los diferentes Ministerios. ¿Es razonable que el Presidente del Gobierno, responsable de la gobernanza de la mayor empresa del país-España, tenga una retribución del entorno de los 80.000.00€ y, por el contrario, el ejecutivo mejor pagado de las empresas del Ibex-35 supere los 15 millones de euros? ¿Qué aliciente económico y de desempeño profesional puede tener una persona llamada a conducir su país, asumiendo importantes responsabilidades, con una retribución tan reducida y que ha de sentarse a la mesa de negociación y gobierno con diferentes agentes económicos de los que conoce que multiplican su retribución varias veces? ¿Cómo hemos de preservar los intereses públicos alejándolos de las influencias e intereses privados? ¿Cómo podemos seleccionar/incentivar que nuestros gobernantes sean honestos, leales y eficientes con los ciudadanos a los que sirven? ¿Cómo podemos atraer a los mejores talentos para dirigir nuestros designios y el futuro de nuestras familias, de nuestros hijos?, estas y otras muchas preguntas más podríamos hacernos para llegar a la misma conclusión: necesitamos líderes con altas capacidades, bien preparados, honestos, leales, limpios, decentes y adecuadamente remunerados.

Parece razonable y tiene todo el sentido el que los cargos públicos tengan una retribución suficientemente atractiva y remuneratoria de su trabajo y dedicación como para que en su desempeño no quepan actuaciones corruptas y de conflicto de interés permanente.

Necesitamos líderes con altas capacidades, bien preparados, honestos, leales, limpios, decentes y adecuadamente remunerados.

Por ello, sería interesante que de una vez el Presidente del Gobierno tenga una remuneración acorde con su función y en un montante equivalente a la media de retribuciones de que disponen presidentes de otros países de nuestro entorno económico. Tomando como referencia la retribución del Presidente, hemos de trasladarla en cascada a los diferentes cargos públicos con diferentes responsabilidades, ya ministeriales (Ministros, Secretarios de Estado, Directores Generales, Subsecretarios, etc.) como de otro orden (Presidente del Congreso de los Diputados, Presidente del Tribunal Constitucional, Del Consejo General del Poder Judicial, del Consejo de Estado, del Banco de España, de la CNMV, de la CNMC, etc.)

A modo de ejemplo, podríamos considerar razonable que el Presidente del Gobierno tuviera una retribución anual de 500.000.00€ y sus Ministros 400.000.00€, los Secretarios de Estado 320.000.00€ y los Directores Generales entre los 250.000.00€ y los 200.000.00€, en función de su relevancia y responsabilidad. Y así en una escala retributiva ordenada y acorde a los niveles de responsabilidad y dedicación de la función pública a desempeñar incluyendo a las Fuerzas de Seguridad del Estado (Policía Nacional, Guardia Civil etc)

Establecer un nuevo modelo retributivo de la función pública, supone importantes esfuerzos de comunicación y valentía a la opinión pública, que requiere de una actuación firme y decidida para implantarlo con rapidez y garantías de éxito. Sin duda, esta reestructuración iría acompañada de otras medidas de reducción del gasto público, y de medidas tendentes a garantizar la capacitación, formación y valía de los diferentes representantes públicos.

El modelo, habría de extenderse con idénticos criterios cuantitativos y cualitativos de referencia a los entornos de la Administración Autonómica y Local, así como a otras administraciones intermedias del Estado.

La reestructuración del modelo retributivo de los diferentes responsables en los diferentes ámbitos de actuación del sector público ha de considerar y contener para cada una de las funciones o atribuciones los siguientes aspectos:

– Retribución salarial
– Fijación de funciones y cometidos
– Régimen de dedicación e incompatibilidades
– Eliminación del aforamiento
– Régimen de control y disciplinario

Este modelo retributivo atraería más auctoritas, (el faro), talento a la gestión pública y coadyuvaría de forma sensible a mejorar la eficiencia del servicio público y reduciría la corrupción.

Lo expuesto sitúa al Gobierno de España, ante una ardua labor que, no puede aplazar más.


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