2018 ha empezado con buenos datos para la economía española. El mercado laboral, pese a precario, parece que se reactiva. Sin embargo, hay un enemigo silencioso que sigue menoscabando el bolsillo de mucha gente: la factura de la luz (a lo que hay que sumar gas y gasolina). Y esto no parece tener margen de mejora. Al menos por ahora.
El aviso estaba dado desde finales del año. Tanto la luz como el gas costarían más. Pese a la congelación de parte del recibo, en cuanto a la parte regulada, todo lo demás irá directo a morder la cartera de los consumidores. ¿Y el margen para el optimismo? Pues prácticamente nulo. Además, se puede explicar todo con algunos gráficos que aparecen en el último barómetro energético de la Asociación de Empresas con Gran Consumo de Energía (AEGE).
El seguimiento de la evolución del coste de la energía eléctrica y del resto de combustibles es uno de los temas de mayor interés para los consumidores, siendo en particular un asunto especialmente crítico para la industria electro-intensiva, para la cual la electricidad es una de las materias primas fundamentales en su proceso productivo. Por lo tanto doble problema para todos.
Pero centrando la situación sobre la factura de la luz (y energético en general, incluyendo gas y petróleo), hay cinco gráficos que pueden amargar los turrones a cualquier cabeza de familia. Básicamente porque al margen de subidas genéricas de precios, donde la prensa lo suele expresar en fríos porcentajes, la realidad es que se pagará más por diversos motivos.
Precio diario disparado
Aquí el golpe es más doloroso en la comparación con otros mercados. Además, la escala de precios desde 2012 solo invita a pensar que nada cambiará. Y, lo que es peor, todos los pronósticos que se dan por la mala climatología, con la consecuente falta de renovables para abaratar el mix energético, estiman que no se podrán retener los precios de la luz. Sobre todo en los periodos de gran consumo, donde a demás hay que echar mano de otras alternativas, como el carbón y el gas, con lo que eso aumenta la factura.
En consecuencia, este invierno volveremos a pagar más por calentar la leche en el microondas que el año pasado.
Mercados de futuros poco halagüeño
Si el presente no deja margen al optimismo, el futuro es poco esperanzador. Según indica el barómetro, en cuanto a la cotización que marca sobre el mercado de futuros de la electricidad, el precio del MWh estará por encima del marcado en 2015.
Y en la comparación con los otros grandes países continentales europeos, nada cambia.
El carbón a su ritmo
Otro de los actores principales en el actual engranaje energético, pese a que no debería tener tanto protagonismo es el carbón. Materia prima que salvaguarda las espaldas a las renovables, o que directamente se usa al ser más barata, se encuentra en una escalada de precios en el último año que al final repercute en el consumidor.
Si las energéticas tienen que pagar más por exportar carbón, ya sabemos quién termina haciéndose cargo de ese sobrecoste.
El nuevo rey del mix
El gas natural se ha convertido en otro gran protagonista. Y su precio también. La subida de la materia prima que se está produciendo a finales de año, se notará en el recibo a partir de enero cuando se realice la revisión trimestral de precios.
La TUR 1, a la que están acogidos fundamentalmente los clientes que utilizan el gas para el suministro de agua caliente y cocina y cuyo consumo no excede de los 5.000 kilovatios hora (KWh) al año, subirá un 4,9 %, mientras que la TUR 2, que emplean consumidores que también tienen calefacción de gas, lo hará en un 6,6 %, según cálculos del Ministerio de Energía.
Este repunte se produce después de que en las revisiones para los dos trimestres anteriores descendiera por el abaratamiento de la materia prima.
Y no falta el petróleo
En este cuadro, algo tétrico, no podría faltar el petróleo. Al margen del gran consumo, donde repercute de manera directa a los consumidores es en el precio de los carburantes.
Así, ahora mismo se están registrando subidas de precios que no se veían desde 2015. Las polémicas en los recortes de crudo por parte de la OPEP y la guerra soterrada de quienes no pertenecen a esta organización, también se deja notar.