El sector de las telecomunicaciones se encuentra casi siempre a medio acabar. Desde hace años se viene dando una consolidación empresarial: compras, fusiones, adquisiciones… y cuando parecía que ya había acabado, resulta que todavía falta. En el caso de Orange España, parece que no, aunque negarlo puede ser síntoma de algo.
Y en ese «medio acabar», también está la evolución tecnológica. Tras casi una década oyendo hablar y usando el 4G, ahora llega el turno de la siguiente evolución: el 5G. Eso supone más gasto, nuevas inversiones y, lo más importante, retos diferentes.
Todo eso fue lo que se planteó en el ‘Invertos Day’ de Orange celebrado hace unos días. Donde hubo, sobre todo, satisfacción por la marcha de la filial española. Además, muchas de las cosas que se dijeron, sobre todo, se centraban en dicho mercado.
No es para menos. Aunque lógicamente la matriz en Francia se mantiene como la que más ingresos genera para el grupo, con un 44% del total: España ya ha sobrepasado el 13% de las ventas y, lo que es más importantes, tiene el mayor crecimiento entre los principales mercados.
Gran parte de ese buen comportamiento se debe a la consolidación de su oferta premium. De hecho, una de las cuestiones que más trascendió en ese ‘Invertos Day’ fue, precisamente, el despliegue de fibra que se está haciendo en España y el dinero invertido hasta la fecha: más de 2.000 millones de euros. Eso genera que la huella de fibra sea de las más importantes dentro del grupo Orange, y provoque que la rentabilidad en nuestro territorio esté disparada.
Orange no comprará
Fue el CEO del grupo, Stephan Richard, el que dejó claro que el crecimiento de Orange no llegará vía compras o fusiones. Aunque la pregunta, al menos en el mercado español, es si hay margen para ello.
La respuesta es sí. Pero no parece sencillo. Primero porque los franceses parecen haber dejado clara su intención, y eso sobraría; pero es que, además, desde Bruselas exigen que haya al menos cuatro compañías de peso en cada región. De este modo, MásMóvil parece descartada ante una posible compra (o fusión). ¿Y Euskaltel? Una vez que los cableros del norte se han unido, resultan un bocado muy apetecible sobre todo por su huella de banda ancha ya instalada en zonas de difícil acceso.
Aunque de nuevo parece poco probable. Básicamente porque el ritmo de despliegue de Orange está siendo muy importante, además con su propia fibra, por lo que se ahorra costes mayoristas. Por lo tanto, parece que de haber inversión no sería para gastarla en compras, sino en desplegar su propia red.
¿Debe estar satisfecha Orange?
Si en España Orange debe estar contenta, a nivel de grupo, y comparada con el resto de grandes telecos europeas, parece que también hay motivos para sonreír. Así, poniendo la lupa en algunas magnitudes financieras, el camino es correcto si se compara, por ejemplo, con el incumbente español.
Telefónica es un único cuyo volumen de deuda bruta sobrepasa la facturación de un año entero. Esto no ocurre en ninguna compañía similar en Europa. Mientras en que, en 2016, la deuda de Telefónica era un 110% de su volumen de facturación; Orange lo mantenía en el 82%; Deustche Telekom en el 86%; y BT en el 52%.
En el caso de la ratio de deuda bruta frente a Ebitda, Telefónica si está algo más parejo con sus rivales, aunque sigue en peor situación que ellos. La deuda de la alemana se sitúa en 2,9 veces su Ebitda; Orange en 2,77 veces; y BT apenas un 1,65 veces. Frente a ellos, Telefónica tiene un caso especial, porque no trabaja con Ebitda sino que lo hace con Oibda, aun así con cifras de Telefónica su deuda representaba 2,95 veces el Oibda.