El Caso Weinstein, que ha sacudido los cimientos de Hollywood, ha provocado que varias cantantes y actrices españolas hayan reconocido que sufrieron situaciones similares. Es el caso de Aitana Sánchez-Gijón, María Jiménez o Bárbara Rey, que reconocía el acoso sexual de un conocido director de cine español y de un director de TVE: «Sí, en Televisión Española. Me lo hizo pasar mal, pero le di un corte tremendo y continué trabajando. Yo interesaba mucho y no me podían quitar». ¿Yo interesaba mucho? ¿No me podían quitar? Recuerden que varios testimonios apuntan a que Bárbara firmó jugosos contratos con TVE o Canal Nou a cambio de guardar silencio sobre su entrañable amistad con el Rey Juan Carlos I. La vedette reabre con su eterna y estudiada ambigüedad un tema del que nunca ha querido hablar con claridad. Y eso que programas como ‘DEC’, ‘Sálvame Deluxe’ o ‘All you need is love…o no’ cebaron entrevistas con Bárbara en cuyas promociones insinuaban que se rompía el silencio. Pero la sangre nunca llegó al río.
Pero estuvo a punto de llegar. En julio de 1997 El País informaba sobre el escandaloso enfado de la vedette en los pasillos de Canal Nou porque no le dejaron participar en una edición de ‘Tómbola’ que iba a versar sobre su cercanía con el entonces monarca: «Los responsables del programa de cotilleos ‘Tómbola’, que se emite en las televisiones autonómicas Canal 9, Telemadrid y Canal Sur, impidieron la participación de Bárbara Rey en la emisión del jueves, a pesar de haber sido anunciada su presencia. Responsables de la productora señalaron a la actriz que habían recibido «órdenes superiores» que impedían su intervención, según explicó ayer la propia actriz a este periódico. Bárbara Rey se negó a abandonar las instalaciones en virtud del contrato que había firmado. La productora aseguró que cobraría los dos millones de pesetas estipulados, aun sin intervenir en el programa».
Unos días después la vedette denunciaba que le habían robado unas cintas de vídeo comprometidas: «La actriz Bárbara Rey ha denunciado ante la policía el robo en su domicilio de documentos, carretes fotográficos y cintas de vídeo en las que se implica a personas importantes de este país por ser comprometedoras para ambos» según el texto de la denuncia, presentada el pasado día 6 en una comisaría de Madrid. La actriz afirma que el robo pudo ser ordenado por el aristócrata Manuel Prado y Colón de Carvajal, implicado en el caso De la Rosa, a quien acusa también de coacciones. Una fotocopia de la denuncia, junto a varios folios en los que se relatan las supuestas presiones sufridas por Bárbara Rey, llegó de forma anónima el pasado miércoles a las redacciones de varios medios de comunicación.
Un tiempo después Bárbara reaparecía en Canal Nou, pero en este caso para presentar sonriente un espacio diario de cocina. El silencio se impuso por aquel entonces. Pero en enero de este año OK Diario lo volvía a romper: «El CNI compró el silencio de Bárbara Rey, amante de Juan Carlos I, con fondos reservados en Luxemburgo». Muchos creyeron ver el interés de la vedette de superar su supuesto mal momento económico con esta mercancía, pero otras voces apuntaron a que esta interesada filtración era un nuevo capítulo de las famosas «guerras de las cloacas del Estado», teniendo como oscura intención la de facilitar un buen trato judicial a uno de sus más insignes miembros gracias a la presión a Zarzuela. El asunto quedó en segundo plano por la intensa situación política estatal, pero Bárbara ahora parece pretender que sus jugosas memorias no se desvaloricen por el olvido. De ahí su recuerdo…