Amos Genish es un empresario de origen judío, nacido en Hedera (Israel) en 1960.
En 1999 fundó Global Village Telecom (GVT) en Brasil. La empresa fue en su día un innovador operador de telecomunicaciones y televisión de pago.
En 2015 Telefónica compró GVT a Vivendi por importe de 4.663 millones de euros, mediante el pago en efectivo y la asunción de deuda, así como la entrega del 12% del capital social de la nueva Telefónica Brasil, resultante después de la integración de GVT. En aquel momento y para cumplir con las normas regulatorias, Telefónica fue obligada a deshacerse del 6,5% del capital que poseía en Telecom Italia, el mayor operador de telefonía móvil de Brasil y principal competidor de Telefónica en ese mercado.
El mercado brasileño es crítico para el operador español aportando al grupo un 23% de los ingresos y el mayor número de clientes por país.
Vivo -nombre comercial adoptado por en Telefónica Brasil- afrontó una operación que prometía importantes sinergias. Telefónica destacaba como aportaba una mayor red nacional móvil 3G, (3.200 municipios brasileños), y de 4G (presencia en aquel momento en 140 ciudades en el país), mientras GVT aportaba una amplia cobertura de fibra óptica, que se extendía a 156 ciudades de 20 estados brasileños, incluido del Distrito Federal.
¿La decisión temeraria de Telefónica?
Hasta ahí todo razonable. El hecho curioso, especialmente para los empleados de la telco presidida entonces por César Alierta, fue que la persona encargada de liderar la integración de GTV y Telefónica Brasil fue el propio Amos Genish en detrimento de Antonio Carlos Valente, hombre de la casa y desde 2006 presidente de la filial brasileña.
Esta sorprendente decisión se atribuye a una decisión personal del actual presidente, José María Álvarez-Pallete. “Fue temerario, y extraño en su momento que el comprador, Telefónica, pusiera al frente de una fusión de este calibre al comprado, el responsable de GVT Amos Genish, en detrimento de su propio equipo” relatan fuentes del operador. Se daba por hecho que la persona encargada de la fusión y dirección de la compañía sería Antonio Carlos Valente.
Para más INRI la mujer de Genish, Heloísa, fue nombrada responsable de Gestión Sostenible y Responsable, actuando como auténtico número 2 de la empresa. Sus ademanes y poder absoluto hicieron que en el seno de la filial brasileña se la conociera como «La Emperatriz de Vivo». Durante el tiempo que duró su gestión muchos telefónicos del equipo del anterior presidente fueron fusilados al amanecer por el dúo.
Fue temerario que el comprador, Telefónica, pusiera al frente de una fusión de este calibre al comprado, el responsable de GVT Amos Genish, en detrimento de su propio equipo
Esas mismas fuentes explican la pintoresca decisión en su perfil innovador que le permitió fraguarse una buena sintonía personal con Álvarez-Pallete, en aquel momento consejero delegado de la telco española.
Una relación fallida
Sin embargo, la apuesta por el ejecutivo israelita resultó fallida. Amos Genish renunció a su puesto poco más de un año después en Octubre de 2016 aduciendo motivos personales y la necesidad de salir del país. De hecho, trasladó su residencia a Londres.
Pesé a que su principal valedor, no lo aceptó con agrado, tras una negociación sobre su salida qué duro varios meses se permitió que esta se produjera, entendiendo que no había ningún riesgo de fuga de información y que se trataba de una decisión personal. De hecho se intentó cerrar su vinculación ofreciéndole un puesto en el consejo y que liderara el “comité de estrategia” que se constituyó adhoc para ubicarle.
El mero hecho del anuncio de que Genish abandonaría la presidencia de Telefónica Brasil se recibió en el mercado con una significativa caída del precio de las acciones de más del 6% .
Telefónica parcheó el inesperado problema nombrando como sucesor a Eduardo Navarro de Carvalho, que hasta ese momento coordinaba los Asuntos Digitales Comerciales de la matriz. La apuesta personal desde la telco española, había sido fallida.
A su salida el ejecutivo israelí cobró una cantidad indeterminada en concepto de blindaje, que según fuentes consultadas serían muchos millones de euros. Genish continuó su vida en Londres hasta que hace unos meses se anunció para sorpresa de algunos, su nombramiento como nuevo CEO de Telecom Italia, el principal competidor de Telefónica en Brasil.
Pocos meses después de aceptar su dimisión como Presidente de Telefónica Brasil, Amos Genish ha sido nombrado CEO de Telecom Italia, principal competidor de Telefónica Brasil
Un alto ejecutivo de Telefónica que desea permanecer en el anonimato, dice que el enfado del actual presidente por tal traición fue mayúsculo: “Apostó sin mucho sentido por él, contra un hombre de la casa al que se sustituyó, le dio todo el poder y acceso a la información… después aceptó su salida creyendo que se trataba únicamente de motivos personales, y ahora se va como primer ejecutivo a nuestro competidor. Nos han metido un gol épico. Ha engañado al Presidente como a un chino”.
No sólo la “traición” ha indignado en el seno del operador sino también sus consecuencias más inmediatas para el resto de la plantilla. Como es habitual en posiciones de alta dirección, el directivo israelita tenía una cláusula de no competencia, que en este caso es evidentemente que no cumplió al recalar en el principal rival de Telefónica Brasil.
Siempre me ha parecido sorprendente la alegría en el pago de cláusulas y bonus dentro de la Telco española. Hasta esta fecha, estas cláusulas se aceptaba pagarlas a la salida, confiando en la buena fe de cada cual en los próximos años. “Hasta ahora eso era negociable. Se trataba de algo así como un abrazo, un maletín y confianza en que te portarás bien”.
Eso no ha sucedido en este caso y las consecuencias en el principal mercado por número de clientes pueden ser severas.
En ese punto queda abierta la vía la pataleta. Es decir, un litigio público y bochornoso, o una negociación de compensación. Aunque fuentes oficiales de la empresa aducen a algún tipo de compensación entre las partes, insinuando que «algo de la cláusula de no competencia cobrada se ha devuelto» pero la realidad es totalmente opaca. Otras fuentes bien informadas señalan que desde Distrito Telefónica se ha intentado correr un tupido velo sobre el asunto, para intentar tapar el exceso de confianza de su principal ejecutivo.
El hecho, que mantiene con considerable enfado a algunos ejecutivos, es que las consecuencias las van a pagar ellos. Parece ser las salidas de altos cargos en lo sucesivo serán muy distintas. Ya no será posible cobrar cláusulas de no competencia en la salida, sino hasta que los periodos hayan vencido.
Para desgracia de muchos, ya nadie “se irá calentito”. Ahora, deberán esperar un tiempo.