Pocas cosas causan mayor sentimiento de incomodidad que la letra pequeña de los acuerdos o contratos. Desde que el derecho impuso la necesidad de hacer constar por escrito todas y cada una de las condiciones para que fueran válidas, los agentes se han esforzado por disimularlas. El marketing ha evolucionado camuflar esas partes menos vistosas.
Este ocultamiento selectivo, rodea cualquier acuerdo o contrato en la actualidad. Una de las noticias de este lunes, el acuerdo por el que los clientes de ING podrán sacar dinero de los cajeros automáticos de Bankia, también la tiene. Sólo podrán beneficiarse del acuerdo aquellos que retiren al menos 50 euros. Es muy probable que esta segunda condición se haya leído y, o escuchado bastante menos que el titular: ‘los clientes de ING podrán sacar dinero gratis de los cajeros de Bankia’.
Este tipo de ‘letras pequeñas’ en el mundo de la banca online está muy extendido. El mismo ING presume de que en la Comunidad de Madrid sus clientes podrán retirar dinero de cualquier cajero totalmente gratis, pero por detrás con la boca pequeña añade que solo será cuando se saquen al menos 200 euros de ellos. No es una cantidad precisamente pequeña.
El ejemplo es de ING, pero el uso de la estrategia de marketing está muy extendida en el sector. La letra pequeña que esconde los eslóganes de la gratuidad de sacar dinero inundan las páginas de la banca online. Otro de los grandes ejemplos es Evo Banco, el cual anuncia a bombo y platillo la gratuidad del servicio pero por detrás te explica que para beneficiarte el mínimo de retirada es de 120 euros. Lo mismo ocurre en Bankinter o Triodos, donde más allá de una pequeña parte de cajeros sacar dinero le va a costar un coste a su cliente.
Las comisiones de los cajeros, que han sido noticia durante mucho tiempo son la representación visible de una guerra que no se ve. La relación entre cajeros y banca digital esconde una realidad que no siempre está a la vista: la profunda guerra por captar clientes que mantienen estos con la gran banca, la más tradicional. En esta cruzada cada uno saca rédito de sus facultades. Los grandes bancos han sabido atacar uno de los puntos más débiles de los online: su número reducido de cajeros para sacar efectivo.
El ataque ha sido tan intenso, en 2015 se recrudecía tras anunciar nuevas comisiones Caixabank y posteriormente el resto de grandes bancos, que el Gobierno tuvo que intervenir. A través del Real-Decreto ley 11/2015 se reguló el cobro de comisiones por el uso de cajeros automáticos ajenos y obligó a que las entidades más pequeñas llegarán a acuerdos para ampliar su red de cajeros. Pero nada más lejos de la realidad, los tres grandes bancos españoles – Caixabank, Santander y BBVA – no han firmado ningún acuerdo con otras firmas lo que limita el número de cajeros a la mitad. Y otros dos, hasta hoy –Sabadell y Bankia- apenas habían firmado uno entre ellos y el operador euro6000. La guerra sigue su curso como la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia hizo diana un su informe sobre cajeros automáticos al explicar que podía “haber incentivos a que los clientes de las entidades menores trasladen sus cuentas y depósitos a las grandes entidades”.
Si tienes un banco online, busca una oficina del Popular
En la guerra entre bancos físicos y online se coló un invitado inesperado que ha solucionado en parte el problema, el antiguo Banco Popular. Evo, Bankinter, el mismo ING o Triodos utilizan la red del Popular para ofrecer un servicio gratuito a sus clientes. Dicho servicio es sin restricciones, esto es sin letra pequeña. Pero, ¿por qué Popular no siguió la estrategia de los otros grandes bancos? La razón principal es su mala situación financiera, que le obligó a desprenderse de la totalidad de sus cajeros que los traspasó a la sociedad del banco Automatic Cash.
En la actualidad, el Popular, ya en manos del Santander, tiene firmados cerca de 74 acuerdos bilaterales con comisiones cercanas a los 0,65 euros que asumen las entidades online y que no repercuten en los clientes. El problema es que la red es bastante más pequeña que sus competidores, en el mejor de los casos un 15% del total. Además, se concentra en zonas como Madrid, Baleares o Galicia mientras que en otras como Huesca, Zaragoza, Cuenca, Bilbao o Cáceres no tiene prácticamente presencia.
Por todo ello, los acuerdos firmados como el de ING y Bankia son un balón de oxígeno para la banca online en su guerra permanente. Pero siempre se debe mirar la letra pequeña, lo que el contrato oculta para que no se pague más de lo necesario. Algo que ya sabían los griegos, pioneros en casi todo, cuando definieron la palabra verdad con el término ‘aletheia’ que significaba quitar el velo o des-ocultamiento. Para que no haya engaños, se debe leer todo y que nada quede oculto, ni la letra más pequeña.