Nick Wadhams para Bloomberg
Los Estados Unidos no aceptará más de 45.000 refugiados en el año, una meta que inicia el 1 de octubre, según funcionarios de la administración de Donald Trump, que reduce el límite en más de la mitad desde el año pasado y establece el objetivo más bajo desde que la legislación actual sobre refugiados fue aprobada en 1980.
La decisión del presidente Donald Trump, que fue enviada al Congreso este miércoles, va en línea con sus esfuerzos para limitar los flujos migratorios a los Estados Unidos. Además, sucede días después de que emitiera su última versión de una prohibición de viajes, restringiendo o suspendiendo viajes hacia Norteamérica. Ocho países, incluyendo Siria, Somalia e Irán, que han sido la fuente de muchos refugiados durante los últimos años.
El límite -que se reduce de los 110.000 permitidos en el año fiscal en curso- refleja las cambiantes prioridades, con énfasis en la “seguridad del pueblo estadounidense” y es una evaluación realista de los efectos de una investigación más rigurosa, que actualmente se lleva a cabo cada dos años, de acuerdo dos funcionarios de la administración de Trump a los periodistas en una entrevista telefónica.
De hecho, algunos funcionarios de la administración de Trump habían presionado por establecer límites aún más estrictos. Stephen Miller, asesor de políticas de la Casa Blanca y el jefe de gabinete John Kelly, habían presionado por alcanzar un bajo techo de 15.000 refugiados, de acuerdo con el New York Times esta semana. El nivel más bajo alcanzado en el pasado fue en 1986, cuando el presidente Ronald Reagan lo fijó en 67.000 refugiados. Sin embargo, el nivel actual es el menor desde el año 2002, un año después de los ataques del 11 de septiembre cuando se permitió la entrada de apenas 27.000 refugiados.
Cruel y trágico
El Servicio Luterano para Inmigrantes y Refugiados, una de las mayores agencia que reubica a refugiados en los Estados Unidos, calificó el nuevo límite impuesto por Donald Trump como una “decisión cruel y trágica».
La población norteamericana es 10 veces mayor que la canadiense, por lo que admiten un número mucho menor de refugiados por habitante
“No tenemos miedo de nuestros vecinos y no nos dejamos engañar por las afirmaciones crueles y falsas de que los refugiados son una amenaza para nuestra seguridad”, protestó Linda Hartke, presidenta y directora ejecutiva del grupo en una declaración vía correo electrónico. “El legado americano de dar la bienvenida a los refugiados nos ha hecho más fuertes, y la propia investigación gubernamental demuestra que los refugiados traen beneficios económicos a través de su arduo trabajo”.
Al prever la decisión, los funcionarios de la administración, que hablaron bajo condición de anonimato antes del anuncio, manifestaron que los Estados Unidos sigue siendo el principal receptor de refugiados que serán reubicados de forma permanente, citando como ejemplo que Canadá, el número dos de la lista dos en la lista, tiene un objetivo de 25.000 en el año en curso. Sin embargo, la población norteamericana es 10 veces mayor que la canadiense, con lo que admiten un número mucho menor de refugiados por habitante.
Uno de los funcionarios estadounidenses indicó que el objetivo de 45.000 personas incluirá a unos 1.200 solicitantes de asilo de Nauru y Manus que el presidente Barack Obama había prometido aceptar bajo un acuerdo con Australia. Trump ha dejado que honraba ese acuerdo a regañadientes.