Los escasos días que los Reyes de España han pasado en Palma de Mallorca en este verano de 2017 han dejado más titulares y más subhistorias de las que pudiéramos llegar a imaginar. Una familia reunida al completo. Bueno, casi. Las únicas ausencias: Cristina de Borbón e Iñaki Urdangarín, pues recordemos que es precisamente en la isla de Palma donde ambos han tenido que rendir cuentas con la justicia.
La otra llamativa ausencia ha sido la del emérito Juan Carlos I, que ha decidido tomarse las vacaciones por su cuenta y ha hecho paradas en Saint-Tropez, Sanxenxo y posteriormente en Irlanda. ¿Por qué ha elegido el padre del Rey el país celta?
A priori, Don Juan Carlos había sido invitado por sus íntimos amigos Allen Sanginés-Krause y su mujer, Lorena, al castillo de Killua, situada en la pequeña localidad irlandesa de Clonmellon, a 80 kilómetros de Dublín. La invitación incluía la asistencia a la reinauguración de la reformada iglesia de San Juan Bautista, convertida en un espacio y galería de arte y jardines. Y es precisamente para este acontecimiento por el que el rey Juan Carlos invitó personalmente a Marta Gayá, la que muchos consideran «el gran amor de su vida».
Tal y como podemos comprobar en el vídeo, el emérito y Marta Gayá fueron vistos juntos aunque de forma discreta. Además, tampoco posó con él en fotos oficiales. El presunto idilio de la pareja resuena con fuerza desde finales de los años 70… Hagamos un poco de historia.
9Carmen Díez de Rivera
Todos los comentarios apuntaban a la mujer de ojos azules como amante del Rey pero no fue cierto. Según recoge ‘El Mundo’ «Carmen no fue amante ni del Rey ni de Suárez, aunque ambos hubieran querido serlo de ella. Así lo describió en su diario: «’I’m a man after all before being what I am. I simply adore you…’», le dice el 18 de junio de 1976 su gran amigo el Rey. Carmen añade: «Vaya parejita. Si no fuera por… ¡Qué indignación!».
La importancia de su figura en la etapa de la transición española hizo que Carmen Díez de Rivera se crease enemigos y detractores allá por donde iba. Todo aquello, sumado a los comentarios erróneos y absolutamente fuera de contexto que la relacionaban con el Rey don Juan Carlos, hizo que la ayudante del primer Presidente de la Democracia Española tuviese que aguantar todo tipo de insultos por la calle, vejaciones y la constante humillación pública.