Es probable que si te hablo de Bernard Arnault te suene a chino aunque sea el empresario francés más rico del planeta y la séptima mayor fortuna del mundo, gracias a un patrimonio que alcanza los 54.900 millones de dólares, según el ranking de billonarios que elabora Bloomberg. Además, cada mes va amasando mayor fortuna y sólo durante este año ha visto aumentada su riqueza en 15.700 millones de dólares, siendo el cuarto mayor aumento entre el listado de los 500 mayores patrimonios del mundo. Ahí es nada. Una fortuna que ha alcanzado gracias a la joya de su corona: Louis Vuitton.
Un crecimiento imparable de su fortuna que se ha producido de manera meteórica ya que en poco más de doce meses (julio 2016) ha logrado multiplicar por casi dos veces su fortuna ya que su patrimonio en dicha fecha era inferior a los 30.000 millones de dólares. Aun así, es probable que tarde tiempo en asaltar el sexto puesto de las mayores fortunas del mundo pero si sigue a este ritmo es posible puesto que sólo durante este año ha escalado seis posiciones y ha abierto hueco con su inmediato perseguidor que es el empresario estadounidense Larry Elison, fundador de Oracle, que tiene un patrimonio de 51.800 millones de dólares. Muy atrás quedan otros a los que a comienzos de año tenía que mirar para arriba para verlos como era el caso de Larry Page, Charles Koch, Ingvar Kamprad y Sergey Brin.
Un empresario que ha ido amasando una fortuna gracias a la buena marcha de la compañía de la que es propietario: Louis Vuitton. Una empresa de la que es posible que tengas algo en tus armarios ya que cuenta con hasta 60 marcas de productos tan diversos como moda, perfumes, joyas, relojes o vinos y licores, entre otros. O lo que es lo mismo, marcas como Dom Pérignon, Loewe, Louis Vuitton, Christian Dior, Acqua di Parma, Sephora o Bulgari son propiedad suya. Un negocio que da empleo a más de 134.000 trabajadores repartidos por todo el mundo gracias a su presencia en 70 países del mundo y a la red de tiendas con las que cuenta una compañía que ha sabido convertir el lujo en algo necesario para muchos clientes.
Un conglomerado francés que es una máquina de facturar dinero. Sólo en 2016 logro factura 37.600 millones de euros, lo que supone un incremento del 5,4% respecto al año anterior (las divisiones de perfumes y bebidas espirituosas son las que mejor se comportan) mientras que su beneficio neto atribuido se ha situado en los 3.981 millones gracias a una mejora del 11,4% respecto a 2015. Es decir, el lujo parece que vende y mucho visto los buenos resultados y “ha conseguido un rendimiento excelente en 2016 en un contexto de inestabilidad geopolítica y económica”, tal y como señaló su presidente y consejero delegado, Bernard Arnault.
Pero Bernard Arnault no sólo celebra los buenos resultados de la compañía de lujo sino también su evolución en bolsa. Un comportamiento en el parqué que es fantástico para el empresario francés puesto que en este año ha marcado máximos históricos y capitaliza, a precios de mercado, más de 112.000 millones de euros, siendo la empresa cotizada más valiosa de toda Francia y la segunda de todo el EuroStoxx 50 (agrupa a las 50 compañías europeas de más valor) tras AB Inbev, el mayor fabricante del mundo de cerveza.
Una buena evolución en el parqué que ha guardado consonancia con el gran tamaño que ha alcanzado la compañía de lujo francesa. Sólo este año Louis Vuitton ha comprado el 25,9% del capital que no poseía en Christian Dior por una suma que asciende a los 12.100 millones de euros por lo que se convierte en una de las grandes operaciones de su historia. Una muestra más de la fortaleza de la empresa gala.