domingo, 15 diciembre 2024

¿El cajero más cercano? A 20km

Seguro que la situación os resulta conocida. Vas de vacaciones a un pueblo de poco más de 1.000 habitantes. Necesitas sacar dinero. Buscas un cajero por todos lados. Al no encontrarlo optas por preguntar a un vecino que pasa por ahí. ¿Perdone, el cajero más cercano? Sí, a 20 kilómetros.

Es lo que sucede en Cornudella de Montsant, un pequeño pueblo de Tarragona que apenas supera el millar de habitantes. La única entidad bancaria de la zona, BBVA, ha cerrado su oficina y se ha llevado el único cajero automático que había.

Eso fue el 12 de julio. Según el alcalde del pueblo, Salvador Salvadó, la empresa había comunicado que cerraría la entidad, pero no que se llevaría también el cajero. BBVA lo desmiente. Dice que habían hablado con los responsables del ayuntamientos y juntos estaban buscando posibles alternativas.

También hay discrepancias sobre el motivo del cierre. El gobierno local lo achaca a una mera cuestión numérica, a los pocos habitantes que tiene el pueblo. BBVA va por otro lado. Según la empresa, echó el cierre por el bajo nivel de operaciones que realizaba la entidad, porque se centraban en unos días concretos. El número de habitantes, dice, no tiene nada que ver.

El agente comercial seguirá trabajando y lo hará desde el estanco

La decisión ha causado un tremendo malestar entre los habitantes. Ahora sólo tienen una forma de sacar dinero en efectivo, acudiendo al estanco, donde se mantiene el servicio de agente comercial que había en la entidad. BBVA dice que el local está facultado para dispensar efectivo y hacer todo tipo de operaciones. Lo que sí, es que los habitantes ya no podrán retirar dinero cualquier día a cualquier hora. Solamente en horario comercial. Eso es lo que más revuelo ha causado porque, para hacerlo en cualquier otro momento, se tienen que desplazar 20 kilómetros. Es decir, un trayecto que puede durar 20 minutos en coche.

Según un informe de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, España tiene poco más de 46.000 cajeros automáticos. Es decir, que hay alrededor de uno por cada 1.000 habitantes. Y eso que es el tercer país europeo con mayor número de cajeros. Sólo Portugal y Reino Unido superan la cuantía.

El 74% de las operaciones que se realizan a través de ellos son retiradas de efectivo. Sin embargo, el número cajeros se ha reducido como consecuencia de la crisis. Según un estudio del catedrático de Análisis Económico de la Universitat de València, Joaquín Maudos, casi cuatro de cada 10 oficinas han echado el cierre – y con ellas los cajeros -. Es decir, casi el 40% del total.

OficinaBBVA Merca2.es

Los cornudellenses han puesto el grito en el cielo después de semanas de protestas y reunir 400 firmas. Los más perjudicados son personas mayores que no tienen transporte privado ni facilidad alguna para desplazarse.

Otros casos

Este no es el primero ni el único caso que se ha dado en nuestro país. A finales del pasado año el pueblo de Saldes (Barcelona) también se quedó sin cajero automático. Lo más fácil es pensar que hoy en día se puede pagar con tarjeta en cualquier sitio. Y no es mentira pero sólo en las ciudades. En muchos pueblos no porque la mayoría de comercios no tienen datáfono.

La situación era peor para estos barceloneses porque se tenían que desplazar a Guardiola de Berguedà (a 23 kilómetros) o Seu d’Urgell (a 68 kilómetros). Es decir, en el segundo caso, recorrían un trayecto de más de una hora de duración para poder sacar dinero en efectivo.

En Alcoleja (Alicante) también ha ocurrido. En 2015, Banco Sabadell dejó sin cajero a los poco más de 200 habitantes de este pequeño municipio. En este caso, según el alcalde, se hizo a traición, sin haberlo comunicado con anterioridad.

Atados de pies y manos. Así se encuentran los vecinos de Cornudella de Montsant, de la misma forma que en su momento se sintieron los de Alcoleja y Saldes. La indignación es generalizada. Devolverles el servicio es el principal objetivo del ayuntamiento. Sin embargo, cuentan con un punto desde el que se pueden realizar operaciones bancarias. El pueblo sigue contando con un agente comercial que hace todo aquello que se hacía desde la entidad. Aún así, la situación es muy tensa.


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