El escándalo de «la rueda» ha acabado con un vendaval informativo contra las grandes televisiones por emitir espacios musicales propios. La insinuación apuntaba a la corrupción televisiva, pero el gran público desconoce que la cara oculta de esta información tiene un interés económico evidente: las majors musicales pretenden conseguir la desaparición de estos espacios para frenar su sangría ante su incapacidad de ponerse las pilas en un entorno digital. Ese que todavía parecen desconocer. Porque son las compañías musicales internacionales las que pretenden que grupos como RTVE, Mediaset o Atresmedia dejen de emitir estos programas. ¿Por qué les molestan? Porque los derechos de autor que generan van a parar a los bolsillos de estos grupos, que los emiten con la intención de rebajar la sangrante factura musical que tienen que pagar a la SGAE. Esta sociedad cobra a las televisiones un porcentaje por su facturación publicitaria total, en vez de hacerlo por la utilización que hagan de la música. Gracias a los conciertos de madrugada, fórmula que tiene veinte años y que funciona en toda Europa, las televisiones rebajan una cornada musical que supone entre el 60 y 70% de los ingresos totales de la SGAE. Es decir, las televisiones mantienen la SGAE en su mayor parte y simplemente se defienden creando sus propios sellos musicales, apostando por artistas independientes y emitiendo los ya famosos conciertos que suponen un altavoz para artistas de la talla de La Unión, Huecco, Hevia, Musicalité o Guaraná.
En contra de lo que se ha insinuado, la emisión de estos espacios no es para nada ilícito. Y es en parte una salvación para grupos como Mediaset o Atresmedia, que ingresaron a través de sus respectivos sellos el 23% de lo que abonaron a la SGAE. Pero de desaparecer programas como ‘Fusión Sonora’ o ‘Minutos Musicales’ esta cantidad se desplomaría para alegría de las majors, que copan el prime-time proporcionando sus hits a espacios como ‘La Voz’ o ‘Tu cara me suena’. Pero este tipo de shows no molestan a Sony, Warner, BMG, EMI y Universal, que controlan indirectamente la Junta Directiva de la SGAE y cuyos bolsillos se llenan con los derechos que producen sus canciones en este tipo de espacios musicales en horarios de máxima audiencia.
El caso de «la rueda» no ha salpicado a Mediaset y Atresmedia
El Juzgado de Instrucción número 2 de la Audiencia Nacional en ningún caso investiga la fórmula de «la rueda», que se mantiene en antena de los canales de Atresmedia y Mediaset, sino que persigue una supuesta trama creada por algunas personas que han podido beneficiarse de forma ilícita, pero no solo en espacios de madrugada: también en prime-time. La tranquilidad impera en las grandes televisiones con este tipo de espacios, que sin embargo han sido retirados de algunas televisiones públicas de forma temporal, se supone hasta que pase un escándalo que les es ajeno. Pero algunos han preferido ponerse la venda antes de producirse la herida, forma insolidaria con la que indirectamente parecen querer etiquetar despectivamente a un producto lícito que emiten sus competidores y que ellas han emitido durante décadas sin problemas. Las majors guardan prudente silencio, pero entre bambalinas no dejan de jugar con sus cartas: uno de sus síntomas fue un reportaje publicado este lunes por El País, muy solidario con las estrellas y demasiado olvidadizo con los 2.000 artistas que logran ingresos con la música televisiva. Eso sí, el mismo periódico dio voz al vicepresidente de COPE para protestar contra la emisión del canon que pagan a SGAE las radios. Pero claro, el Grupo Prisa cuenta con varias radios, pero ya ha vendido todas sus televisiones. Esas que emitían espacios como ‘Puro Cuatro’ cuando Juan Luis Cebrián controlaba el accionariado de Cuatro.