Cuando en 1848 se aprobó el Real Decreto que permitía desviar parte del agua del río Lozoya hasta la capital de España, a buen seguro que la Reina Isabel II no se imaginaba la sociedad en la que se iba a convertir su canal homónimo. Y es que, a día de hoy, cuando han pasado casi dos siglos, el Canal de Isabel II cuenta con participación en un sinfín de proyectos y participación en sociedades latinoamericanas -ya no basa su acción tan solo en gestionar las aguas madrileñas-.
A día de hoy, el canal gestiona y participa en más de 17 proyectos y sociedades alrededor del mundo, aunque todas localizadas en América Latina; relacionados, además, con el negocio derivado de la gestión, el tratamiento y la distribución de este preciado -y primordial- recurso hidráulico y del que muchos piden que se vuelva público, ya que es primordial para la vida.
Colombia se convierte en el país extranjero donde la presencia es mayor, con cinco negocios, muchos de ellos centrados en la ciudad de Barranquillas -un gran núcleo urbano en la nación sudamericana-. Sigue al país carioca en este ranking, la República Dominicana, con cuatro planes de negocio; y Brasil, México y Ecuador con dos cada uno. En Venezuela y Urugay participan un negocio respectivamente.
Cabe destacar que la participación en el capital de estas compañías se ha hecho a gran escala, superando en gran parte de las mismas el 50% del accionariado.
La apuesta por internacionalizar el negocio es clara dentro de la sociedad madrileña. De hecho, cabe recordar que precisamente, la compra por 21 millones de euros de un tanto por ciento en la participación de una compañía en Brasil ha desencadenado las detenciones realizadas este miércoles, entre las que destaca la investigación sobre el ex-presidente de la Comunidad de Madrid –y mano derecha de Esperanza Aguirre-, Ignacio González.
Por otro lado, el canal funciona a día de hoy como una Sociedad Anónima, denominada Canal de Isabel II Gestión SA, que logró obtener unos beneficios de 232 millones de euros durante 2015, último año del que se tienen datos oficiales hasta la fecha en el propio portal de transparencia.
Entre su accionariado encontramos a la propia Comunidad de Madrid y a más de un centenar de ayuntamientos de la región que actúan bajo el mismo nombre: Canal de Isabel II. Un accionista que obtuvo unos resultados finales en este mismo ejercicio de 55 millones de euros. Por otro lado, el ente público contaba con un volumen de negocio de 860 millones.
La cuñada de Ignacio González, figura al alza en los Consejos de las cotizadas
En cualquier caso, así, llegamos hasta nuestros días donde una noticia sorprendía este miércoles: el ex-presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González era detenido por presunta corrupción en este ente publico para la gestión del agua en la región; en lo que se ha llamado Operación Blas de Lezo.
Se trata de averiguar si durante la etapa de Gobierno del antiguo mandatario se desvió parte del dinero público correspondiente a esta partida a las cuentas de los imputados.Incluso, se podría tratar de una operación que trata de destapar si parte de la financiación del Partido Popular se ha realizado de manera ilegal a través de las cuentas de la empresa.
Desde 1848 hasta nuestros días
Año 1848, Madrid. Con un presupuesto inicial de 20 millones de pesetas, se aprueba el Real Decreto del anteproyecto con el que los ingenieros Juan Rafo y Juan de Ribera pretendían derivar hasta la capital las aguo la vistas del río Lozoya. Hubo que esperar dos años, exactamente hasta 1851 para que Francisco de Asís pusiera la primera piedra de esta obra de ingeniería, por la que los madrileños aseguramos orgullos que «contamos con el mejor agua de toda España».
Tuvieron que pasar siete años más, hasta 1858, para que este recurso hidráulico bañara por primera vez una fuente en la capital. En este caso, la de San Bernardo y otro más para que se desarrollaran los planes públicos con los que el agua potable pudiera llegar a los hogares de los madrileños.
En cualquier caso, el tiempo pasa y el canal ha crecido para adaptarse a las necesidades de una ciudad que no hace mas que ampliar su número de habitantes. En este tiempo ha pasado de constituirse como una empresa, a pasar a manos del Ministerio de Fomento -en 1867- para luego convertirse de nuevo en una empresa pública, que más tarde pasaría a depender de la Comunidad de Madrid en 1984 y que ya en 2001 estableció la Fundación Canal.
Así llegamos hasta nuestros días, antes en 2012, ya se había constituido como una Sociedad Anónima (SA), controlada a través de distintos organismos públicos de la comunidad a través de un accionarista mayoritario, con nombre homónimo.