Un trastorno grave del estado de ánimo, la depresión puede ser reconocida mediante la identificación de los síntomas a tiempo y la búsqueda de ayuda médica. Los síntomas pueden variar dependiendo de la edad y sexo. Mientras que en el principio, los síntomas podrían ser mayormente físicos como dolores, estreñimiento, pérdida de apetito, etc, hay signos de advertencia en el comportamiento como son la ansiedad, irritabilidad, cambios de humor entre los más destacables. La depresión también puede afectar tus funciones cognitivas como la memoria. La falta de sueño o el exceso de ella, también, es un síntoma que no debes pasar por alto.
¿Qué tienen las estrellas de Hollywood Anne Hathaway, Gwyneth Paltrow y Brooke Shields en común aparte de su gran belleza y su exitosa carrera en el showbiz? Pues en que las dos han luchado contra la depresión en algún momento de sus vidas.
«Depresión» es un término que utilizamos a menudo, sin tener en cuenta lo que realmente implica. No es simplemente sentir tristeza o un estado de ánimo bajo. Es un trastorno del estado de ánimo grave con síntomas que pueden afectar la forma en que te desenvuelves en tus actividades diarias e incluso afecta a tu pensamiento y sentimiento.
También llamado trastorno depresivo mayor o MDD, la depresión clínica o simplemente la depresión es mucho más frecuente de lo que se suele creer.
En los Estados Unidos, la depresión es uno de los trastornos mentales más comunes, con alrededor de 15,7 millones de adultos mayores de 18 años que han experimentado al menos un episodio depresivo mayor en 2016.
¿Cuál es la causa?
No hay una causa única para la depresión. Son los cambios en las sustancias químicas del cerebro, y las causas pueden variar y van desde causas genéticas a un evento traumático repentino en la vida. Una muerte en la familia o de alguien cercano, la pérdida en los negocios, la pérdida de un trabajo, el exceso de trabajo, conflictos familiares o relaciones difíciles pueden terminar en depresión. En algunas mujeres, puede comenzar después del parto.
¿Cuáles son los signos y síntomas físicos?
La mayoría de nosotros conocemos los síntomas emocionales de la depresión. Pero muchas personas con depresión, también, viven con dolor crónico u otros síntomas físicos.
Estos se reducen solo en la cabeza. La depresión puede causar cambios reales en el cuerpo. Por ejemplo, puede ralentizar la digestión, causando problemas de estómago.
Debido a que estos síntomas suceden según diferentes condiciones, las personas con depresión, es posible que quizá nunca obtengan ayuda. No se dan cuenta de que sus problemas físicos pueden ser causados por una enfermedad mental.
Síntomas físicos
La depresión parece estar relacionada con el funcionamiento inadecuado de las redes de células nerviosas o vías que conectan las áreas cerebrales que procesan la información emocional. Algunas de estas redes también procesan información para detectar el dolor físico. Así que muchos expertos piensan que la depresión puede hacer que sientas el dolor de manera diferente que otras personas.
Cualquier tipo de dolor crónico siempre puede empeorar.
- Los dolores de cabeza son bastante comunes. Si ya tenías dolores de cabeza de migraña, estos pueden parecer peores.
- Dolor de espalda
- Dolores musculares y dolor en las articulaciones
- Dolor de pecho. Puede ser un signo de problemas graves de corazón, estómago, pulmón u otros. Pero la depresión puede aumentar la incomodidad.
- Problemas digestivos. Puede que te sientas mareado o con náuseas. Es posible que tengas diarrea o estreñido todo el tiempo.
Agotamiento y fatiga. No importa cuánto duermas, puedes sentirse cansado o desgastado. Salir de la cama por la mañana puede parecer muy difícil, incluso imposible.
Problemas para dormir. Muchas personas con depresión no pueden dormir bien. Se despiertan demasiado temprano o no pueden dormirse cuando se van a la cama. Otros duermen mucho más de lo normal.
Cambios en el apetito o en el peso. Algunas personas con depresión pierden el apetito y pierden peso. Otros encuentran que anhelan ciertos alimentos, como carbohidratos, y pesan más.
Mareos o aturdimiento.
Tratamiento
El número de personas con depresión ha aumentado más del 18% entre 2005 y 2016, según un nuevo estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) presentado con motivo del Día Mundial de la Salud, que este año está dedicado a esta enfermedad. En total, se calcula que el número de personas que padece depresión superaba los 300 millones en 2016. Más de 2,4 millones de personas sufren cada año en España este trastorno. Su prevalencia es mayor en mujeres que en hombres y las personas de más de 50 años tienen mayor riesgo de padecer depresión. La depresión está estrechamente asociada al suicidio. Más de un 15 % de la personas con depresión han pensado en quitarse la vida alguna vez.
En todo el mundo, las personas con enfermedad mental tienen un acceso limitado al tratamiento y en muchos países, ni siquiera el 10% recibe un tratamiento efectivo. En España, a pesar de que disponemos de un sistema sanitario gratuito que da cobertura universal al tratamiento de los trastornos mentales, menos de un tercio de las personas con depresión, recibe un tratamiento adecuado. Analizando esta situación, el Profesor Jose Luis Ayuso Mateos, Catedrático de Psiquiatría de la Universidad Autónoma de Madrid, Director del Centro Colaborador de la Organización Mundial de la Salud para Investigación y Docencia en Servicios de Salud Mental y jefe de grupo del CIBERSAM, considera que los esfuerzos por corregir esta situación y mejorar la cobertura del tratamiento adecuado de la depresión en nuestro país pasa sobre todo porque el público en general esté mejor informado sobre la depresión, sus causas y sus posibles consecuencias, incluido el suicidio, y sobre la ayuda de que se dispone para la prevención y el tratamiento de la enfermedad. “Nuestros esfuerzos deben ir destinados a conseguir que las personas con depresión sin tratar pidan ayuda”.
Los principales fármacos que utilizan el personal facultativo, dependiendo del paciente y la gravedad del trastorno suelen ser:
– Inhibidores de la monoaminoxidasa (IMAOs): Estos antidepresivos actúan sobre unas enzimas presentes en el cerebro.
– Antidepresivos tricíclicos: En las neuronas pre-sinápticas existen unas estructuras encargadas de reabsorber el neurotransmisor del espacio inter-sináptico.
– Inhibidores Selectivos de la Recaptación de la Serotonina (ISRSs): Estos funcionan exactamente igual que los tricíclicos, pero limitando su acción a las bombas de recaptación de la serotonina. Son estos los antidepresivos más utilizados y, parece ser, que los que mejor funcionan. Además sus efectos terapéuticos y sus pocos efectos secundarios los han hecho ser los tratamientos de primera elección no solo para la depresión, sino también para otros trastornos psicológicos como el TOC (Trastorno Obsesivo-Compulsivo), el Trastorno de Pánico, etc. El psicofármaco más utilizado y conocido, el Prozac, es un ISRS.