Acción, reacción. El último ataque de Estados Unidos sobre una base militar siria ha sorprendido a propios y a extraños; sobre todo, por las graves consecuencias que este podría tener a nivel internacional, ante la oposición de Rusia, que se ha convertido en el principal valedor internacional que mantiene vivo el régimen de Bashar Al-Assad tras varios años de guerra civil en el país oriental.
«Este jueves el dictador sirio ha lanzado un horrible ataque químico sobre víctimas inocentes», así comenzaba el presidente estadounidense el discurso con el que informaba a sus conciudadanos de la respuesta militar de su país. Recordaba el empresario neoyorquino, a las mujeres, a los hombres, e incluso a los pobres niños que se vieron afectados por este horroroso suceso: «Incluso preciosos bebes fueron cruelmente asesinados en este bárbaro acto«, esgrimía como argumento.
«Ningún hijo de Dios debería sufrir un horror de este tipo. Esta noche, he ordenado un ataque selectivo sobre la base aérea de Siria desde la que se lanzó esta barbarie química«, concluía el presidente número 45 de Estados Unidos. Una respuesta -en cualquier caso- que podría parecer altruista; pero ¿tiene la nación de las barras y las estrellas algún interés oculto?
«Esa es la gran pregunta que cabe hacerse. Parece que lo que ha dicho sobre las armas químicas es verdad, parece que Trump ha tomado la decisión por razones totalmente emocionales«, asegura la analista de relaciones internacionales y profesora en la Universidad Europea de Madrid, UEM, Alana Moceri.
El mandatario, por su parte, también aseguró durante su intervención que la acción era primordial para mantener y garantizar la seguridad nacional de Estados Unidos, y de todo el mundo, ya que es necesario «evitar la difusión de estas armas» de corte químico y mortal. Por ahora, la comunidad internacional ha respaldado la acción del gobierno americano: Alemania, Francia, Australia o Reino Unido han salido a la palestra para aplaudir la acción; del mismo modo que lo ha hecho la OTAN.
Por lo que la respuesta internacional, en su amplia mayoría -aunque salvo alguna excepción a parte de Rusia- ha entendido la acción militar de este modo. Es llamativo, pero la primera intervención militar de uno de los presidentes más polémicos que se recuerdan en la historia del país occidental, se ha convertido también en una de las medidas de las que más consenso ha alcanzado.
El mundo que quiere Donald Trump
«Hay que tener en cuenta que la situación en el conflicto sirio es bastante complicada para Estados Unidos, ya que no sabe quien es quien. Por otra parte, está creando problemas bastante graves en materia de migración y terrorismo a nivel internacional«, explica Moceri.
Tan solo, parte del partido demócrata se ha quejado, por no haber llevado antes la decisión a que se aprobara en el Congreso. Sin embargo, parece que no la tienen todas consigo los defensores de esta propuesta del partido que cuenta con un burro como símbolo.
«Es difícil vaticinar lo que hará Trump en el futuro: Primero toma las decisiones y después las piensa»
«Existe un tipo de autorización especial en el Congreso para cuestiones relacionadas con el terrorismo; sin embargo, para esta acción no existe ningún tipo de regulación. Aún así, los demócratas suelen ser partidarios de los operativo militares cuando tienen este corte humanitario, por lo que la queja llega por esta cuestión formal», confirma la experta en este sentido.
En cualquier caso, es difícil predecir la estrategia que seguirá Estados Unidos en este conflicto, que ya se ha llevado más de y ha provocado el desplazamiento de personas: «Intentar adivinar lo que va a hacer este líder de Estados Unidos es muy complicado. Parece que toma las decisiones y luego las piensa», vaticina Moceri.
El cambio de parecer del presidente
Sorprende la actitud de Trump, porque siempre se ha mostrado contrario a que su país participara -de cualquier modo- en el conflicto sirio. Incluso antes de presentarse a las elecciones presidenciales, ya lanzaba mensajes que pedían a la administración que le ha precedido mantenerse al margen.
«Lo que estoy diciendo es mantenerse fuera de Siria», escribía en la popular red social en septiembre de 2014. El tono subía en otro mensaje: «A nuestro estúpido líder, no ataques Siria. De este ataque Estados Unidos no consigue nada, solo traera problemas». Por lo que el presidente actual parece que no creía que actuar e el país oriental diera ningún tipo de beneficios.
What I am saying is stay out of Syria.
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 4 de septiembre de 2013
Pero, parece que el empresario se acoge al refranero español y al famoso donde dije digo, digo Diego, aún con los riesgos que su acción acarrea. Donald Trump ya había avisado de que su posición sobre Siria había variado, al «pasarse algunas líneas rojas». Enfrente tiene a Rusia, quien ya habría vetado la condena al ataque químico, gracias a su puesto en el Consejo de Seguridad de la ONU.
El país eslavo ya habría pedido llevar la acción bélica ante este ente que vela por la paz y la seguridad mundial. No hay que olvidar que esta nación es la principal valedora del régimen de Al Assad en el mundo, y eso que parecía que la relación entre ambos países iba a ser tranquila con la llegada del neoyorquino.
«Nos encontramos ante dos personas con egos enormes, veremos como evoluciona todo esto. Por el momento parece que ya se están viviendo las primeras tensiones. Lo que es verdad es que Putin cuenta con mayor sangre fría que el empresario», concluye Moceri.
Lo que sí ha conseguido Trump es plantar cara a Rusia, un país que lleva enredando la estrategia internacional desde que comenzara el conflicto. Es algo a lo que no se atrevió Obama. «Trump ha mostrado su fortaleza como líder en esta cuestión, algo que se le achacaba a Obama, que siempre ha sido más cuidadoso».