Salvo que seas un milénico posiblemente recuerdes Luz de Luna, la serie de televisión que dio a conocer a Bruce Willis y Cybill Sheperd entre 1985 y 1989. La tensión entre ambos protagonistas era tan evidente que se convirtió de inmediato en el ejemplo perfecto para describir las relaciones de las que sabes con certeza que tarde o temprano se consumarán, por más que se te escape el momento exacto. Lo mismo sucede con la integración entre Euskaltel y Telecable.
Hace más de un mes decíamos que ambas compañías habían vuelto a aplazar la boda. Pese a que había cosas en común, y mucho camino andado, Euskaltel y el dueño de Telecable, la sociedad de inversión Zegona, enfriaron durante semanas las relaciones. Pues bien, hoy estamos en condiciones de afirmar que éstas se han reactivado hasta el punto que desde el seno de la operadora vasca están transmitiendo al sector señales claras de que la cosa no tardará en cerrarse y que la cosa está casi a punto de caramelo. Si se van al catre, será antes de Semana Santa.
Preliminares
Aunque el hecho relevante presentado recientemente a la CNMV fue una obligación, y no entraba al valorar el posible resultado de la operación, parece que las cosas están al menos tan avanzadas como señalaba Bloomberg hace unos días.
Desde el entorno de Euskaltel transmiten que la cuestión del precio está bastante bien encaminada, algo a lo que ha ayudado la reciente revalorización de las acciones de la cotizada vasca.
Dado que Zegona se convertirá en el segundo accionista de la compañía, un pago en acciones a precios bien por encima de los nueve euros le da menos poder del que hubiera obtenido por el mismo montante cuando ésta cotizaba a menos de ocho euros, el pasado mes de diciembre.
Se quieren, pero ¿Cuándo se besarán?
Teniendo en cuenta que hay conversaciones en marcha, en mayor o menor grado, desde el mes de diciembre, también hay quien se pregunta qué pasará si finalmente esta vez tampoco se llega a un acuerdo. En realidad, nada. Las conversaciones volverán a retomarse una y otra vez hasta que se complete la operación.
El motivo es simple: El precio en el que se mueve ya Euskaltel, por encima de los 700 millones de euros, es justo. Incluso generoso. Es difícil que Zegona vaya a tener una ocasión mejor de rentabilizar la inversión. Pero es que además la compañía resultante tiene todo el sentido estratégico del mundo y, bajo la dirección adecuada, tendría serias posibilidades de convertirse en un cuarto operador capaz de disputarle el puesto a MásMóvil.
Pero que nadie se lleve a engaños: Dos condiciones irrenunciables de esta operación son que el Grupo Euskaltel mantenga sede en el País Vasco y que Francisco Arteche siga como director general a la sombra de Alberto García Erauzkin, presidente ejecutivo del grupo.
Porque después del desgaste que le supuso a Erauzkin entre los fondos la salida de Fernando Ojeda, un directivo que tenía una visión de Euskaltel menos ceñida al ámbito territorial de Euskadi y mucho menos política, no puede permitirse nada que parezca un desgaste en su liderazgo. Tendrá que lidiar con los ingleses y tomar en serio sus opiniones, pero sin que se note demasiado.
¿Compra o fusión?
Por eso será divertido ver cómo se cuenta la operación por ambas partes una vez que se complete. Sin duda, para Euskaltel será una compra, mientras que en Telecable se venderá como una fusión. No será tan sencillo como decir que el pez grande se come al chico, porque el chico tendrá mucho que decir en el futuro del grande.
¿Y qué pasará con las sinergias? La compra de R fue bastante neutral en cuanto a pérdidas de puestos de trabajo. Veremos qué sucede ahora. Si sucede algo. Porque David y Maddie nos enseñaron a ser pacientes.