No sería exacto definir a Dimas Gimeno como un ‘self-made-man’, pero pecaría de reduccionista la mera conclusión de que ha llegado adonde está, únicamente, por ser sobrino del ‘jefe’.
Lo cierto es que todo en la vida de este abogado madrileño, de 42 años, parecía estar dirigido a acabar ocupando el sillón de máximo responsable de El Corte Inglés. Comenzó vendiendo camisas en el centro de Castellana, mientras se licenciaba en Derecho por la Universidad San Pablo CEU de Madrid. Algo que le ha hecho conocer la casa desde dentro como pocos, al igual que le ocurrió a su tío, Isidoro Álvarez. Desde el escalafón más básico de la compañía fue ascendiendo y ocupando puestos poco a poco. En 2000 pasó a los servicios centrales y en 2001 se trasladó a Lisboa para colaborar en su expansión internacional. Algo que había sido señalado históricamente como un handicap en el discurrir de esta exitosa cadena. En 2006 llegó a ser director del centro de Oporto hasta su vuelta a Madrid en 2008.
Formación poliédrica
Mucho antes había completado ya su formación universitaria con un máster en Derecho Privado y un MBA por la Escuela de Negocios IESE. Hombre polifacético, se permitió viajar a Melbourne para estudiar dirección de cine, algo que le apasionaba tanto o más que las ventas. Incluso se permitió alguna aventura política: fue candidato al Congreso de los Diputados en las Elecciones Generales de 1996 y 2000 por Falange Española Independiente, aunque en realidad nunca llegó a militar en esta formación política, heredera de Falange Española de las JONS. Ha sido su hermano, Miguel Ángel, quien ha aclarado en reiteradas ocasiones que era él quien ‘tiraba’ de Dimas y le llevaba a los mítines aunque muchos hayan querido aprovechar, años después, aquellas vinculaciones con una formación política de extrema derecha para intentar ‘contaminar’ el curriculum del entonces jovencísimo Dimas, sin éxito, como se ve.
A la muerte de su tío, en 2014, todo parecía señalarle a él como sucesor natural. Y así fue. Nadie como él conocía la empresa por dentro. Nadie como él había pasado por tantos departamentos diferentes ni ocupado tantas funciones, distantes y distintas, a todos los niveles. Como si toda su biografía hubiera sido delineada con la minuciosa precisión del gran arquitecto empresarial que fue su tío para ocupar un día, sin prisa pero cuando llegara su hora, el lugar que hoy ocupa. Más de dos décadas dentro de la organización le contemplaban. Pero no seríamos justos si no reconociéramos que Dimas Gimeno se ha ganado a pulso en apenas tres años enterrar la fácil descalificación de ser «el sobrino de don Isidoro» y cincelarse una justa fama de buen gestor.
‘Limpiar la deuda’… y el accionariado.
Y es que, su primera tarea -y no pequeña- fue la refinanciación de la deuda con los bancos y con los proveedores estableciendo nuevos y menos asfixiantes planes de pago.
La segunda fue abrir el accionariado de la compañía a inversores cataríes. Un 10 por ciento de entrada que el grupo atesoraba en autocartera. Con ese dinero, liquidó también parte de la deuda y limpió a socios indeseados por él y considerados accionistas ‘díscolos’: los hermanos Carlota y Javier Areces Galán, propietarios de Corporación Ceslar, que hasta la entrada de los nuevos accionistas poseían el 10 por ciento del capital. Con ello, de paso, Gimeno daba un ‘aire fresco’ al gigante de la distribución y eliminaba ciertas tradiciones consideradas ‘rancias’ en lo que pretendía que fuera un nuevo tiempo para el futuro del gigante de las distribución.
Equilibrado, también en su vida privada.
Casado con una creativa publicitaria tan discreta como él, Mónica Esteban, ex ejecutiva de TAPSA y actualmente volcada en su ONG, ‘Juegaterapia’, dedicada a la atención a niños enfermos, Dimas Gimeno ha sabido mantener su vida privada al margen de su perfil público. Un difícil arte en el mundo mediático en el que vivimos y en cuyo dominio las grandes fortunas empiezan a invertir ciertas cantidades; no para salir en los medios, como hasta ahora, sino para aprender a evitarlos o para utilizarlos en su beneficio. En el caso de Dimas Gimeno esto no es necesario porque el Corte Inglés sigue siendo uno de los mayores anunciantes de este país y goza de un tratamiento especial como se sabe. Dicho sea sin demérito, sino todo lo contrario, de una brillante trayectoria, al menos hasta ahora, como primer ejecutivo de su compañía.