Mientras que la Mary Celeste ha caído en los anuarios de la tradición marinera como uno de los grandes misterios del mar, después de que la nave fue encontrada a la deriva y la tripulación desaparecida; parece ser que la desaparición de las tripulaciones de buques en alta mar es más común de lo que la mayoría de gente piensa.
El MV Joyita, de 20 metros de eslora, era una nave de este tipo. Fue descubierto abandonado ya a la deriva, en el Pacífico Sur, por el buque mercante Tuvalu el 10 de noviembre de 1955. El casco del Joyita estaba parcialmente inundado. Faltaban los tres botes salvavidas del buque y no había rastro de los 16 tripulantes y nueve pasajeros que desaparecieron con el Joyita, parece ser, cinco semanas antes.
Añádase al misterio el hecho de que también desaparecieron cuatro toneladas de carga. ¿Había sido el Joyita víctima de piratas en alta mar? Esto era poco probable ya que el buque llevaba suministros médicos, madera, tambores de petróleo vacíos y algunos alimentos. No era el tipo de carga en la que los piratas pudieran estar interesados.
El Joyita tenía una larga historia en alta mar y era una vieja embarcación de más de 24 años propulsado por diésel. Tuvo varios propietarios y fue utilizado para diversidad de propósitos, incluyendo ser patrullero de la Marina de vigilancia de la Gran Isla de Hawaii durante la Segunda Guerra Mundial.
La embarcación fue equipada, en un momento dado, para transportar carga refrigerada y tenía 195 metros cúbicos de corcho alineado en las bodegas. Esto hizo de la embarcación un barco virtualmente insumergible, por lo que seguía flotando cuando fue descubierto. El patrón, el capitán Thomas H. «Dusty» Miller, sabía sobre el hecho del corcho cosa que hacía añadir más misterio al asunto. ¿Por qué las personas del Joyita arriesgarían sus vidas abandonando el barco en los botes salvavidas, en aguas abiertas del Pacífico Sur, cuando sabían que su barco no podía hundirse?
El Joyita estaba operando como buque mercante y de pasajeros en ese misterioso viaje. Estaba en camino desde Apia, Samoa, a las islas Tokelau, a unas 270 millas de distancia. Llevaba nueve pasajeros y carga. Estaba programado para regresar con una carga de copra (pulpa seca de coco). Cuando se informó que el barco se retrasaba, se realizó una amplia operación de búsqueda y rescate del 6 al 12 de octubre. La Fuerza Aérea de Nueva Zelanda cubrió unas 100.000 millas cuadradas de búsqueda aérea pero no encontró ninguna evidencia de la nave desaparecida.
Cuando el Tuvalu se encontró con el Joyita, estaba a unas 600 millas de su ruta prevista. La nave no llegó a puerto. Uno de los motores estaba en condiciones óptimas de funcionamiento, una bomba auxiliar estaba en su lugar, pero no funcionaba. Los interruptores para las luces de cabina y de navegación estaban encendidos. Todos los relojes del barco se detuvieron a las 10:25. Faltaban el cuaderno de bitácora, el sextante y el cronómetro.
Había evidencias objetivas de haber tenido problemas. Una bolsa médica fue encontrada en el suelo con cuatro vendas sangrientas. El puente había sido arrancado y había ventanas rotas en el puesto del piloto. Un toldo de lona fue aparejado en la parte superior el puesto de detrás del puente.
La radio de Joyita estaba sintonizada con el canal internacional de socorro. Cuando se inspeccionó el equipo, se descubrió que la antena no estaba conectada, de manera que el alcance de cualquier señal de radio, se habría limitado a aproximadamente dos millas.
Después de que el barco fue remolcado a Suva y el agua bombeada, se descubrió que una tubería estaba corroída en el circuito de agua del sistema de refrigeración del motor, causando una fuga e inundado los tanques. Se teorizó sobre la probabilidad de que la tripulación no hubiese descubierto la fuga, hasta que el agua subió por encima de los pisos de la sala de máquinas. Para entonces, habría sido imposible localizar la fuga. Las bombas de los tanques fueron encontrados obstruidos con desechos, cosa, que los hacían casi inoperativos. Por lo tanto, debido a que se encontraba en un estado tan ruinoso, el Joyita se convirtió en un barco a la deriva en mar abierto.
El misterio es bastante evidente: ¿por qué la tripulación no optó por permanecer a bordo del buque que era insumergible y esperar ayuda? ¿Y qué pasó con la carga desaparecida? El Joyita rápidamente se convirtió en la comidilla de la costa. Las teorías sobre lo que le sucedió variaron desde un ataque de piratas hasta, un motín de la tripulación, y surgió una teoría de que el buque había sido atacado por tropas japonesas aún escondidas en una de las islas, sin saber que la guerra había terminado.
El Joyita fue reparado y vendido a nuevos propietarios. Pero el buque rápidamente ganó una reputación como un barco de mal agüero. Su casco sufrió daños cuando encalló en Vatuvalu en 1959. Fue abandonado por los propietarios y varado.
El buque fue construido en Los Angeles en 1931 como un yate de lujo para el director de cine Roland West. Cuando estalló la guerra en 1941, El Joyita fue adquirido por la Marina de los Estados Unidos y utilizada en Pearl Harbor como barco de patrulla. Después de la guerra, el buque fue utilizado como buque pesquero y de carga y de pasajeros en el Pacífico Sur.