Este jueves hace justo dos semanas que comencé a probar IQOS, uno de los nuevos proyectos que Philip Morris ha desarrollado en su centro de I+D+i en Neuchatel (Suiza) y que buscan revolucionar y cambiar la forma de consumir tabaco en todo el mundo. La variación principal: sustituir el humo al que cualquier fumador está acostumbrado por el vapor.
Como bien decía, hace ya 14 días que llevo probando este producto, justo el tiempo que me advirtieron desde la tabacalera como recomendable para comprobar los efectos del innovador aparato. Ahora, toca compartir mi experiencia -de nuevo- con los lectores de Merca2.es. Pero, esta vez no estoy solo y cuento con la inestimable ayuda de José María Recalde, uno de los primeros médicos españoles que ha acudido hasta el Cube, donde Philip Morris se ha dedicado a innovar desde hace años en este sentido –con más de 3.000 millones de euros invertidos-.
«Dependiendo de los grados que se alcancen, aparecen determinadas sustancias. Las más perjudiciales se expulsan coincidiendo con las temperaturas más altas. Es decir, que se si reduce la temperatura -lo que hace IQOS- la liberación de las mismas se reduce«, considera en este sentido el experto en medicina, del que cabe recordar que no tiene ninguna relación profesional con la compañía.
Es decir, viene a corroborar, la premisa principal con la que ha partido Philip Morris a la hora de desarrollar este producto y que ya se ha citado en el primer párrafo del texto: el humo es más perjudicial para la salud que el vapor. De hecho, desde el gigante mundial del tabaco advierten que lo que se hace con IQOS no es fumar, por lo que prefieren utilizar el término usar o utilizar para referirse al consumo de este producto.
Vuelvo a recordar en este punto, aunque ya se explicó en mi último reportaje -que se puede leer en el siguiente enlace al final del párrafo- que lo nuevo de Marlboro se compone de un aparato alargado y fino, en el que se introducen los HEETS -con la forma de un cigarrillo, aunque más cortos, y que contienen tabaco-.
IQOS se encarga de calentar este tabaco, sin llegar a entrar en el estado de combustión, por lo que no se produce humo. Es decir, se inspira vapor, pero no hay que confundir este nuevo producto con los cigarros electrónicos, ya que este sí hace uso del tabaco, mientras que en los segundos se trata de aspirar el vapor formado a través de líquido con nicotina.
Mi primera semana con IQOS: fumo lo mismo pero electrónico
En este punto, advierto, tras utilizar IQOS, que este producto -al tratarse de vapor- es mucho más limpio que los cigarros convencionales. Apenas deja olor, aunque el aroma que se desprende esta invención, es característico mientras se fuma: como a hebra tostada, caliente. Podría compararse a la fragancia del café mientras se está calentando.
Un método alternativo
«Es verdad que la recomendación que cualquier profesional debería hacer es el la abstención. Los recursos se deberían invertir en prevenir el tabaquismo en las primeras fases, pero en la situación actual se destinan a paliar los efectos en la mayor parte de los casos», comienza explicando sobre esta cuestión el propio .
«Para algunos pacientes, -continúa el experto- que no son capaces de abandonar el uso, este tipo de productos sería bastante conveniente, ya que se convierten en recursos útiles para algunas personas que hacen un uso exagerado del tabaco».
A lo que se refiere este profesor universitario andaluz, es que sería un primer paso que la comunidad médica empezará a abrir los ojos con estas alternativas para valorarlas como posibles soluciones en aquellos afectados que no son capaces en dejar de fumar y a los que su salud se lo requiere.
«IQOS es uno de los pocos métodos alternativos que es capaz de hacer olvidar el tabaco convencional»
La explicación es bien sencilla para el doctor, ya que ve varias bondades en este método: «Es uno de los pocos métodos alternativos que es capaz de hacer olvidar el tabaco convencional -los cigarrillos-. Con los otros productos, como chicles, esto no se había logrado nunca«, finaliza.
Y en este punto no puedo estar más de acuerdo. Si en mi artículo anterior observaba que durante la primera semana comenzaba a aborrecer el humo de los cigarros convencionales que olía, en esta segunda fase de observación he venido a comprobarlo.
El humo del tabaco convencional me huele; y me sabe, una vez comprobado, a lo que es: humo. De hecho, asemejaría su sabor y olor al que desprende una chimenea. Lo han conseguido sin darme cuenta, han cambiado mi forma de consumir tabaco, el cambio ha sido definitivo y nunca lo había visto así.
Después de dos semanas probando IQOS, el humo de un cigarro convencional me sabe y me huele a chimenea
Por lo tanto, coincido en este punto, desde mi experiencia personal, con la opinión del experto. He dejado a un lado los cigarrillos convencionales, ya no me apetece nada fumarlos y tampoco lo echo de menos. De hecho, IQOS suele acabar con el síndrome de abstinencia -más comúnmente conocido como mono- que solemos desarrollar los que, por desgracia, hemos caído en las garras del tabaco.
Como en mi pieza anterior, debo advertir que se trata de un nuevo producto que no es inocuo para la salud ya que contiene entre sus elementos tabaco y nicotina, con los problemas que estos suelen producir en la salud de sus consumidores.
Conclusiones finales
En definitiva, se trata de un dispositivo electrónico que permite consumir tabaco de un modo potencialmente con riesgo reducido y debo hacer una advertencia: el producto engancha del mismo modo que lo hacen los cigarros tradicionales.
Aunque cabe advertir que Philip Morris aún no ha concluido con los estudios suficientes para poder asegurar firmemente que su riesgo es reducido frente al consumo de tabaco habitual, aunque han desarrollado parte de sus estudios con resultados «bastante prometedores».
«Estos estudios llevan mucho tiempo y son costosos. Hay unos primeros informes iniciales, y luego hay que profundizar en ciertas cuestiones. Por ahora se han desarrollado un par de ellos y cuentan con resultados potencialmente prometedores«, aclara en esta cuestión Recalde sobre los informes clínicos -aquellos probados en humanos-.
Para finalizar, una última pregunta de Recalde me hace reflexionar. «¿Todavía no has notado los efectos físicos, verdad?«, me cuestionó durante la entrevista el experto. «Tal vez estaría bien que dentro de unos meses hablaras sobre los mismos en otro artículo», finalizó para cerrar la respuesta.
Puede que lo haga, que la prueba no haya acabado aquí, y espero que mi interlocutor tenga razón, que dentro de unos meses empiece a notar mejorías en este aspecto. Lo que tengo claro es que, por ahora, me quedo con IQOS -jamás volveré a fumar cigarrillos tradicionales como hábito de mi día a día-. Este producto ha cambiado mi percepción como fumador.