El veredicto se está retrasando pero no tardará en llegar. El 7 de febrero se celebrará la decisiva asamblea general de la patronal de la tecnología, Ametic, en la que deberán someter a aprobación el cambio de estatutos y decidir si están dispuestas a permitir que las compañías que más pagan tengan mayor control sobre la asociación.
Las grandes empresas, hasta ahora, venían teniendo exactamente el mismo peso político que las pequeñas. Un sistema implantado hace años y que ahora está en disputa. Manda lo mismo una pyme que Telefónica, y vale lo mismo su voto. Esto sería justo si ambos aportasen lo mismo, pero no es así.
Quiero la cabeza de José Manuel de Riva
Inicialmente, parecía que las grandes compañías, entre las que encuentran las grandes operadoras y las grandes empresas de tecnologías de la información, se conformarían con la cabeza del anterior presidente, José Manuel de Riva (que mantiene el cargo formalmente hasta que sea elegido su sucesor).
Tras su renuncia, el sector más crítico de la oposición, encabezado por Telefónica, Orange, Ericsson, ZTE, Telecable y otras, empezó a reivindicar que el poder político en la asociación estuviese estrechamente relacionado con el peso económico de los socios.
Es una situación complicada, porque las pymes van a tener que aprobar el ceder todo el poder a sus hermanas “mayores”. Pero tampoco tienen otra opción. Si no lo hacen, las compañías que soportan el presupuesto de Ametic saldrán de la asociación, montarán la suya propia y les dejarán nadando en la irrelevancia y sin dinero para seguir como hasta ahora. Después de lo que costó integrar Aetic y Asimelec en una única asociación, viviríamos otra escisión traumática.
En realidad, la separación ya se ha producido porque muchos de los ‘rebeldes’ ya no figuran como socios y pagaron su última cuota en diciembre.
Pese a que en los inicios de esta batalla se reclamó la imposición de un baremo directo en función de la aportación, de manera que los más grandes tuvieran proporcionalmente más votos que los más pequeños, ahora parece que los grandes se conforman con asegurarse que una veintena de compañías controlen más del 50% de los votos y, por lo tanto, de la junta directiva.
Es el segundo aplazamiento que se produce, ya que inicialmente la asamblea debía haberse celebrado esta semana, lo que implica que ha habido nuevas complicaciones en la elaboración del borrador con los nuevos estatutos, que deberían mantenerse vigentes durante un largo periodo de tiempo. Para garantizar esta estabilidad, tal y como explicaba Ignacio del Castillo en Expansión, deberá obtenerse una mayoría de dos tercios, algo nada fácil de conseguir. Especialmente porque, para colmo, los rebeldes no votan. Telefónica, por ejemplo, ni siquiera está invitada a la asamblea en el que se resolverá el futuro de Ametic.
De aprobarse los nuevos estatutos, habría en los próximos meses una asamblea electoral y comenzaría el baile de candidaturas. El nombre que barajan especialmente las grandes empresas es el del exsecretario de Estado de Telecomunicaciones, exdirectivo de Telefónica y consejero del coloso de los chips Qualcomm, Francisco Ros. En su momento, Ros reconoció a merca2.es el interés en su figura, pero lo cierto es que no parecía el momento propicio para presentarse a sustituir a De Riva con todo el avispero montado. Otra cosa muy diferente es que fuese el suyo un nombramiento de consenso y por aclamación. El sueño nunca cumplido y siempre anhelado de Susana Díaz en el PSOE, hablando de organizaciones desestructuradas.
No a cualquier precio
A estas alturas, las grandes compañías están dispuestas a aceptar el desafío de modernizar Ametic, pero todas las empresas consultadas han reconocido que no tendrían absolutamente ningún problema en crear una estructura mucho más sencilla. Es mucho más fácil montar algo desde cero que transformar una estructura esclerotizada. Si las pequeñas se tragan el sapo, están dispuestos a intentarlo, pero tampoco van a matarse por conseguirlo.
En todo caso, quedan sólo unos días para conocer el desenlace de este culebrón y descubrir si, después de 30 años de vida, seguirá habiendo un Encuentros de Telecomunicaciones y Sociedad de la Información en Santander.