sábado, 23 noviembre 2024

El huracán Trump puede lograr lo que parecía imposible: Traer a España a la Troica

Los primeros datos de la ejecución del ejercicio 2016 arrojan luces y sombras para la Economía española, especialmente con Trump como presidente de Estados Unidos. De entrada, el endeudamiento se ha incrementado en “tan solo” 35.000 millones, similar al año 2015, lo cual es una buena noticia. En el otro lado de la balanza, vemos que se agota el Fondo de Reserva de la Seguridad Social, a razón de un déficit de 18.000 millones de euros por año, y que en 2018 ya no tendremos hucha de donde sacar dinero.

Para los portavoces del Gobierno resultaría evidente que el mercado ha absorbido los 35.000 millones extra que se le han solicitado, y a precios históricamente bajos, por lo que la “potencia” de la Economía española está fuera de toda duda. Para los que no tenemos que buscar votos, la realidad es muy distinta. Resulta que el Sr. Draghi, desde el Banco Central Europeo, ha comprado en 2016 nada menos que 93.000 millones de euros en deuda pública española. Haciendo las cuentas, nos queda un neto de 58.000 millones de euros que han vendido otros agentes económicos, es decir, que si el Sr. Draghi no hubiera estado al quite, no habría habido comprador, o bien, la prima de riesgo se habría disparado, y con ella el coste de financiación vía servicio de la deuda en los Presupuestos Generales del Estado, provocando un mayor déficit público.

Pero, entonces, ¿quién está vendiendo deuda pública? Si nos vamos al Boletín Estadístico del Banco de España, y aunque la última información trimestral es la de septiembre de 2016, podemos observar lo siguiente:

  • Los bancos españoles han incrementado en 50.000 millones de euros su posición en Deuda Pública española, y ya tienen el 38% de la misma, lo que les hace muy vulnerables a un eventual problema con nuestros bonos; vamos, que si España hiciera “default”, el sistema financiero español quedaría arrasado. No hay ningún otro país europeo con tanta deuda colocada en su sistema bancario.
  • El Banco Central Europeo ha comprado 93.000 millones adicionales de deuda española, llegando a los 150.000 millones, y ya tiene el 13,5% de toda la deuda española.
  • Los inversores extranjeros no han variado su posición, que permanece en torno a los 480.000 millones, que suponen el 43% del total de deuda, uno de los puntos que nos hace más vulnerables como Economía, en el supuesto de que se asustasen y se pusieran a vender.
  • Los que han vendido han sido los inversores españoles distintos de las entidades financieras (familias y empresas), que han reducido en 80.000 millones su posición, y que ahora apenas detentan 50.000 millones de deuda, es decir, apenas un 4,5% del total. Los bajísimos tipos de interés han tenido la culpa de que los inversores españoles hayan vendido sus títulos de la deuda.

Con este panorama, podemos afirmar que la estructura de la deuda española es un gravísimo problema para nuestro país. Los bancos están hasta arriba de deuda, y los inversores españoles no quieren saber nada de ella, bien porque la capacidad de ahorro del sistema está bajo mínimos, bien porque los tipos de interés están muy bajos.

En estas condiciones, llega por el Atlántico el “Huracán Trump”, que promete poner barreras proteccionistas, y que puede afectar notoriamente a China, que es precisamente uno de los países que más deuda americana tiene. Si China toma la decisión de no comprar deuda americana, es evidente que el Tesoro americano tendrá que tratar de buscar otros inversores que la adquieran, y nadie mejor que los gestores de carteras de los fondos americanos, que han comprado deuda española, y que están dentro de ese 43% de inversores extranjeros. Basta con que se les pongan unos tipos de interés atractivos, para que estos inversores desvíen parte de sus inversiones en renta fija de Europa a Estados Unidos, y lo que desvíen parece razonable que provenga en su mayor parte de los denominados países “periféricos”, entre ellos España.

¿Qué pasa entonces si empieza a disminuir el saldo de inversores extranjeros, y además se paran las inversiones del Banco Central Europeo, teniendo en cuenta que los bancos españoles no pueden (y no deben) tragar más deuda? ¡Qué miedo!

No sé si es consciente el equipo económico del Gobierno de la bomba de relojería sobre la que estamos, y de lo que puede ocurrir en 2018 cuando el Sr. Draghi, una vez que ha conseguido (con la ayuda del petróleo y previsiblemente de Trump) que por fin haya inflación en la zona euro, retire los famosos estímulos y deje de comprar deuda pública española. Ese mismo año, el Gobierno tendrá que apelar al mercado para pedir que le compren 20.000 millones de euros adicionales para cubrir el déficit de la Seguridad Social. La subida de los tipos de interés seguirá a la inflación, una vez que Draghi elimine el coste de 0,40% por mantener los bancos depósitos en el Banco Central Europeo, y los tipos de interés ya no serán negativos, por lo que previsiblemente tendremos que añadir unos 10.000 millones de euros a la factura del servicio de la deuda. Y a ello le sumaremos los tradicionales 35.000 millones que nos gastamos de más.

La pregunta queda abierta, porque en 2019 será peor, y en 2020 a lo mejor no llegamos. Y mientras tanto, seguiremos con 8.114 municipios, 17 comunidades autónomas, 50 diputaciones, 3 millones de funcionarios, 500.000 políticos profesionales, 150.000 personas trabajando en 5.000 empresas públicas y un sistema económico que en un 50% depende del Estado. Bueno, a lo mejor es bueno que vengan los “hombres de negro” en 2020 y nos digan lo que tenemos que hacer.  


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