Hubo un tiempo en el que España mantuvo un imperio mundial en el que nunca se ponía el sol. Sin embargo, lo que pocos saben en nuestro país sobre su propia historia es que ese gigante colonial, gestado desde finales del siglo XV y que alcanzó su máximo esplendor durante el siglo XVI Y XVII también controló el mercado internacional a través de una moneda: el Real de a Ocho.
Una divisa que se acuñó desde, aproximadamente, 1543 hasta 1721, impulsada por el rey y emperador, Carlos I de España y V de Alemania, pero que ahonda sus orígenes en la reforma monetaria realizada por los Reyes Católicos en 1487.
Realizada en plata, que provenía de las minas de las colonias en el continente americano -sobre todo las de Potosí y México-. Nació para hacer realidad el ideal medieval de crear una moneda de plata que sirviera para comerciar en todo el mundo.
Pero, ¿Por qué triunfó esta cerca en los mercados internacionales? Según los expertos se debe a su alto contenido en metal fino -plata-, pero también a la calidad de su ley, alta e invariable durante un largo periodo de tiempo. Su popularidad, en ningún caso se estableció, como en el modelo económico y monetario actual, por la fortaleza del estado que la respaldaba y España, de hecho, perdió parte de su control una vez que estas cecas salían de sus fronteras.
En cualquier caso, uno de los principales mercados para el Real de a Ocho fue China. De hecho, se llegó a considerar como el medio de pago y cambio único para realizar transacciones con Oriente. Cabe recordar en este punto que China solo aceptaba la plata extranjera para comerciar con estos sus productos, como puede ser el té o las sedas. Por otra parte, China no emitió su primera moneda de plata, el Tael, hasta 1899 y lo hizo según el modelo español del Real de a Ocho.
CHINA E INDIA LOGRARON ACAPARAR GRANDES CANTIDADES DE PLATA A TRAVÉS DE ESTA MONEDA
Este metal se introdujo entre estos pueblos del continente asiático a través de Filipinas, que por aquellos tiempos, regía obediencia al rey de España como colonia. En este sentido, el Galeón de Manila, con destino a la feria comercial de Acapulco -un barco mercante con el que se comerciaban los productos asiáticos en el continente americano- jugó un papel fundamental. India fue otra de las grandes beneficiadas y logró acaparar grandes cantidades de esta plata.
Pero, también circuló a través de los países del continente europeo. De hecho, el triunfo de la misma sobre las monedas locales en las ciudades-estado de Italia -a excepción de Florencia- convirtió al ahora país transalpino en la puerta de entrada de la divisa en el imperio otomano, el norte de África y el mundo islámico.
Por otro lado, algunos países europeos como Reino Unido, Francia o los Países Bajos lograron retener parte de las importaciones de plata que se hacían del Nuevo Mundo a través de este metal. Algo que no sucedió en Castilla, sumergida en un sinfín de guerras defensivas. En cualquier caso, la mayor parte de las naciones europeas no triunfaron en este empeño.
Moneda de ley
El real de a ocho triunfó en el comercio internacional gracias a la pureza y fineza de este material preciado. Según los cálculos, se considera que podía contener hasta 25,960 gramos de plata. De hecho, se convirtió en la unidad de comercio internacional de referencia hasta bien entrado el siglo XVIII, más tarde fue precedida en este honor por la libra esterlina británica y el dólar americano de Estados Unidos.
Y es que, de hecho, el principio de su fin se debe a una pérdida de este valor inicial. En 1732 se rebajó 14 milésimas el valor de su ley inicial y en 1772 se decidió rebajar otras 14, aunque esta vez con alevosía y de forma secreta, lo que puede considerarse como una falsificación.
Por otro lado, como curiosidad de esta pieza de plata cabe destacar que sirvió como inspiración para crear el actual dólar americano. De hecho, en la incipiente nación que nacía en los albores del siglo XVIII utilizó el real de a ocho durante sus primeros años de historia como estado independiente de Gran Bretaña.