Costó descubrirlo, pero finalmente supimos a quién iban dirigidos los versos más tristes que escribió Neruda: a la televisión.
Sí, a la tan denostada y vilipendiada televisión. A la caja tonta que tantos momentos de gloria nos ha dado. Pues, ¿a quién si no?
Es cierto: muchas cosas han pasado desde su nacimiento. La televisión de hoy poco se parece a la de ayer. Pero es que nosotros, los de entonces, tampoco somos los mismos. Ya no la quiero, es cierto. Pero cuánto la quise..
5Hablemos del milenarismo
En los ochenta, Sánchez Dragó -otro de los que se comieron el dinosaurio al pil pil– condujo un programa en Televisión Española: El mundo por montera. No es que tuviera muchos telespectadores, todo hay que decirlo. Hasta que llegó Arrabal y, a él sí, le echaron droja no el cola cao, sino en el agua.
O, más bien, alcohol. Las imágenes de un Arrabal manifiestamente borracho exhortando a los presentes a tratar del milenarismo («¡Hablemos del milenarismo, cojones, ya!«), dieron la vuelta al mundo. Parece que a los jefes de Dragó aquello no le gustó demasiado…