La palabra boicot tiene su origen en Charles Boycott, quien en el siglo XIX, y en plena hambruna inglesa, se negó a rebajar los arriendos que los jornaleros pagaban a su señor. Así que, un grupo de jornaleros decidió no cosechar, los comercios no venderle comida y el cartero dejó de llevarle el correo. Así que no le quedó más remedio que marcharse de Inglaterra. Momento en el que el Times empleó su apellido para designar a la presión ejercida sobre una persona.
Desde entonces viene esa expresión que ha dado lugar al verbo boicotear, que significa en español: impedir o interrumpir el desarrollo normal de un proceso o de un acto como medida de protesta o como medio de presión para conseguir algo.
A lo largo de los años se han producido un sinfín de boicots que, en algunos casos han llegado a cambiar el desarrollo de la historia. Un claro ejemplo de ello, es la acción de Ghandi contra los ingleses en 1915.
En la actualidad, gracias a las redes sociales e Internet se pueden organizar boicots a menor escala, por ejemplo, contra la última película de Fernando Trueba en el cine: La Reina de España.
8Boicot a Israel

BSD se ha formado como una campaña internacional de boicot, desinversiones y sanciones para Israel. En su página web en nuestro país anuncia lo siguiente: «Ante esta pasividad gubernamental, el boicot contra el apartheid israelí ha surgido como campaña ciudadana global no violenta y antirracista para obligar a Israel a que cumpla con la legalidad internacional.
El boicot sugieren que sea a varios niveles, -no solo económico- sino que llegue también al ámbito deportivo, académico y político. Pero, volviendo a la cuestión monetaria, ofrecen una lista de las empresas israelís que operan a lo largo y ancho del mundo y, además, incluyen a los negocios -que no perteneciendo al país hebreo- apoyan o tienen algún tipo de inversión o negocio allí.