Tesla ha dado lo que puede ser un paso definitivo para el asentamiento de las energías renovables a nivel mundial. Y es que, la compañía cuyo nombre evoca a uno de los mayores genios de la humanidad, ha dado autosuficiencia energética a la isla de Ta`u en el Pacífico, a través de energía solar.
En España, un proyecto de esas características se podría desarrollar en El Hierro, en las Islas Canarias, gracias a las peculiaridades de esta ínsula. Sin embargo, y por lo menos a corto o medio plazo, esta idílica realidad, en la que ya se ha avanzado algún paso en esta zona canaria para convertirse en real, podría convertirse más bien una utopía imposible de alcanzar, por culpa de la normativa vigente.
«España tiene la normativa más restrictiva en esta materia. Otros países como Alemania ya van directos hacia las renovables», confirma Rafael Barrera, director de la la Asociación Nacional de Productores de Energía Fotovoltaica (Anpier).
El problema de los datos es que son tozudos y tienen la mala costumbre de otorgar la razón a quien la tiene: en 2015, España solo instaló un total de 30 megavatios de energía fotovoltaica, mientras países con menos horas de luz solar, véase el ejemplo de la nación germana alcanzaron cifras de 30.000 unidades de energía.
España solo ha instalado 30 megavatios de energía solar fotovoltaica en 2015, mientras alemania llegó a los 30.000 mw
Esta fotografía que relata la situación actual de España estaría frenando a toda una industria que puede cambiar el panorama energético mundial y cuyos beneficios se revertirían en todos los estamentos de la sociedad.
Los grandes parques fotovoltaicos en España pertenecen a miles y miles de familias que, a su vez, reinvierten el dinero en la economía local. Se ha demostrado que estos ingresos benefician a la propia sociedad, incluso beneficiando a zonas rurales en las que no existe tejido industrial alguno», admite Barrera
«Gracias a las energías renovables se le devolvió a los ciudadanos particulares su capacidad para generar su propia energía, como ocurría antes de la entrada de los combustibles fósiles y los sistemas que se han desarrollado en el siglo XX», defiende y concluye en este sentido el directivo.
«Las energías renovables devolvieron a la sociedad la capacidad de volver a generar su propia energía»
Pero hubo un tiempo, no hace tanto tiempo, en los que España era cabeza de león en este sentido, aunque ahora estemos a la cola de un ratón que protege a las grandes compañías eléctricas.
Como las grandes empresas no entraban en el mercado de la energía fotovoltáica, (y para cumplir con los objetivos para 2020 con Europa) el Estado animó a miles de familias a desarrollar este tipo de sistemas a través de ayudas», admiten desde Anpier.
Sin embargo, lo que se prometía como una feliz transición hacia las energías renovables se tornó en un oscuro panorama para todos aquellos particulares que contrajeron en aquel momento un crédito con el banco para instalar sus placas.
«Este colectivo ha quedado destrozado -espeta la fuente consultada por Merca2.es en la asociación-. En la actualidad tienen que seguir pagando por el acuerdo y por el préstamo contraído. Además, por culpa de esta situación se ha extendido un factor disuasorio para el resto de ciudadanos».
Coinciden en este sentido desde Som Energía, cooperativa de energías renovables con sede social en Gerona, pero con plantas energéticas y servicios repartidos por toda la Península: «Ya no hay primas a las renovables y se hace difícil invertir en ellas. De hecho, muchos quebraron, porque el Estado quitó estas ayudas, llegando a tener problemas legales con algunos fondos de inversión extranjeros que apostaron por España.
Esta asociación busca comercializar a precios más económicos la energía producida a través de sistemas renovables. Cuentan ya con una central de biomasa en Cataluña, con una central hidroélectrica en Peñafiel (Valladolid) y con una planta de solar fotovoltaica en Alcolea de la Reina (Sevilla), entre otras instalaciones, con las que dan servicio a más de 28.000 socios adscritos.
En España se quiere penalizar y privar a la sociedad de esta tecnología. El uso de la energía renovable no es antisistema, al contrario, en muchos países europeos se está instaurando… aquí es todo lo contrario», concluyen desde esta asociación catalana.
‘Enercoop’ o ‘Som Energía’ son algunas de las cooperativas de energías renovables que existen en España
Enercoop, por su parte, es otra cooperativa que actúa en el ámbito local del municipio alicantino de Crevillente. Cuenta con más de nueve décadas de historia, ya que nació en 1925, con el objetivo de distribuir de forma justa, limpia y eficaz la energía eléctrica.
En la actualidad, es un claro ejemplo de como un buen sistema autosuficiente, renovable y limpio puede repercutir positivamente a la sociedad. Por ejemplo, desde esta longeva unión se apoyan muchas actividades de este pueblo industrial. Entre ellas se encuentra, becas de formación, apoyo a las fiestas locales…
Dejando a un lado a los más pioneros de nuestro país; cabe recordar, por otro lado, que desde los sectores más especializados en este sector también se advierte de que la tecnología avanza a un ritmo imparable, mientras que la normativa nacional no hace más que quedarse atrás.
Los paneles solares han reducido un 80% su coste en apenas una década
«El progreso está siendo bestial, nadie esperaba está evolución tecnológica. Por ejemplo, los costes de los paneles solares se han reducido en un 80% en menos de una década y gracias a este desarrollo», confirma Barrera.
De hecho, el panorama en el futuro puede ser totalmente distinto al actual. En la actualidad se avanza en un sentido muy vertical en los sistemas, lo que no quiere decir que dentro de unos años estos se puedan integrar y complementar los unos a los otros. Sin embargo, esto no quita que la red eléctrica actual siga siendo necesaria.
«Tampoco hay que tirar abajo todo el sistema eléctrico, que funciona muy bien, pero que tien el problema de ser muy contaminante. Lo que se debe hacer es articular el sistema normativo de todas las energías renovables, que sea rápido y que sea 100% de carácter social», finaliza el directivo de la asociación nacional.