No hacía falta ser un lince el pasado 1 de enero para saber que la falta de Gobierno iba a ir para largo. Desde entonces hemos vivido cuatro sesiones de investidura, unas elecciones y un desgobierno que empieza a pasar factura a una economía que -hasta ahora- ha podido vivir de la inercia recibida de la anterior legislatura.
Durante todo este tiempo las Cortes han estado abiertas -aunque con pocas jornadas de trabajo- y sus ‘señorías’ cobrando sus respectivas nóminas. Pero también los partidos políticos que, en estos seis primeros meses, han cobrado 1,5 millones de euros por jugar al perro y al gato en concepto de «subvenciones estatales abonadas para sufragar los gastos de seguridad». Una ayuda pública que les corresponde por el mero hecho de haber sido elegidos en el Parlamento.
Se abre el debate sobre la necesidad de buscar fuentes de financiación externas para los partidos políticos
El Partido Popular es la formación que más dinero se ha embolsado: 936.787 euros; le sigue el PSOE con 287.238. A continuación encontramos a los dos novatos en la cámara y que, hasta ahora, no tenían acceso a estas ayudas: Podemos y Ciudadanos. La formación morada ha metido en la hucha 177.524 euros, mientras que la naranja se ha llevado 189.243. Y así podríamos seguir desgranando las cifras por todos y cada uno de los grupos que forman la Cámara, y que tras las últimas elecciones del 26J cambiarán este reparto de ayudas públicas.
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¿A qué dedican este dinero los Partidos? Teóricamente deben destinarlo a sufragar los gastos de seguridad. Sin embargo, todas las fuentes consultadas por Merca2.es dudan de que el total del dinero se dedique a esto. Máxime, porque no son las únicas subvenciones que reciben; a esto hay que sumar el dinero por forma grupo parlamentario, las subvenciones electorales, etc. En definitiva, que sólo durante los años de la crisis se embolsaron 1.340 millones de euros.
Pero la pregunta sigue siendo la misma. ¿Dónde va todo este dinero? Difícil respuesta, porque «la transparencia es la gran asignatura pendiente de los partidos políticos», según Jesús Lizcano, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid y presidente de Transparencia Internacional. Sin embargo, muchos dudan de que este mecanismo vaya a cambiar porque todos hacen lo mismo. Lo dice Mikel Buesa, el ex miembro de UPyD y profesor de la Universidad Complutense de Madrid quien reconoce que «el sistema de subvenciones electorales replica el modelo electoral que premia a los más grandes en cada circunscripción. Algo que dificulta su modificación, añade».
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Las formaciones han recibido durante los años de la crisis más de 1.300 millones de euros
Mucho más contundente se muestra el experto en transparencia y blanqueo de capitales, Juan Carlos Galindo. Para él hay que abrir el debate de la financiación privada, porque «no puede ser que el dinero para financiar campañas electorales y gastos internos no salga de los afiliados y simpatizantes«. Algo en lo que coincide también Mikel Buesa, quien asume que «con subvenciones el captar nueva masa social pasa a ser algo secundario».
Resulta complicado. ¿Financiación pública o privada? Los españoles consideramos, según el CIS, que los políticos y la corrupción son dos de las tres principales preocupaciones que tenemos. Sin embargo, no terminamos de ver con buenos ojos que puedan tener financiación exclusivamente de la empresa y las donaciones personales. El debate es complejo, pero habrá que asumirlo algún día. Y no hablemos de las fundaciones de los partidos políticos. Eso ya es harina de otro costal de la que hablaremos en otro momento.