Una vez configurado el Gobierno todo está listo para que comience el esperado proceso de concentración bancaria en España, un baile de fusiones en el que hay un actor destacado que puede servir de comodín para desatascar la consolidación en esta era de tipos de interés negativos y, por lo tanto, de crisis de rentabilidad en el sector financiero. Se trata de Banco Sabadell, que tras el desplome bursátil del pasado viernes, queda a un precio muy atractivo al ser el banco cotizado con menos capitalización del Ibex-35. Josep Oliu seguirá reduciendo costes y, aunque oficialmente lo niegue, sabe que será uno de los protagonistas en la nueva ola de operaciones corporativas.
Lo que no especificó el presidente del Sabadell es quién será su compañero de baile. Hasta ahora todas las miradas estaban puestas en Bankia , con quien ya se había pactado incluso la estructura del consejo de administración con José Ignacio Goirigolzarri como presidente, Jaime Guardiola de consejero delegado y el propio Oliu como presidente de honor. Sin embargo la entrada de Podemos en el Gobierno, la constatación de que Bankia tendría que ampliar capital para realizar la operación (con el correspondiente impacto en el déficit público) y, sobre todo, la confirmación de que el Ejecutivo va a intervenir en la gestión de las empresas en las que tiene participación el Estado –sirva como ejemplo el caso de REE– han situado la fusión de Sabadell y Bankia en vía muerta.
Según confirman a MERCA2 fuentes financieras cercanas a Oliu, el presidente del Sabadell está considerando muy seriamente contemplar ser absorbido por BBVA, una operación que cuenta con el respaldo del Banco Central Europeo (BCE) y también de la ministra de Economía, Nadia Calviño, que se quitaría de encima la patata caliente que supondría dar entrada al Estado en la entidad que se fusionara con Bankia, cuyo 60% del capital está en manos del FROB.
Los números de la unión Sabadell–BBVA cuadran, con sinergias tanto geográficas como de negocio, que el banco de inversión Alantra cifra en 600 millones de euros, y supondría una oportunidad de oro para sacar de la presidencia a Carlos Torres, acosado por la imputación del banco por el caso del espionaje presuntamente encargado por BBVA al ex comisario Villarejo. Otra de las firmas que considera más que probable la operación es Bestinver, que ha incorporado recientemente a la entidad catalana a su cartera.
“Ahora mismo Sabadell mira a BBVA para realizar una integración, entidad con la que se complementa y a la que puede aportar su cartera de clientes pymes, área en la que es líder en España. Además, el caos en el que está sumido el gobierno corporativo del banco es otro elemento que juega a favor de esta operación que, aunque aún está muy verde, tiene todo el sentido”, señalan las fuentes consultadas.
Lo cierto es que el propio Carlos Torres ha admitido recientemente que BBVA está abierto a realizar compras en España, sobre todo si le ayudan a mejorar su RoTE (rentabilidad sobre el capital tangible) que es inferior al de sus principales competidores: Santander y CaixaBank.
En cuanto al dinero que tendría que desembolsar BBVA para absorber el Sabadell, hasta la caída bursátil del pasado viernes en el mercado se barajaba la cifra de 8.000 millones de euros, casi el doble de la capitalización que tiene ahora el banco cotizando a 0,3 veces de su valor en libros. Una de las opciones posibles para financiar la operación sería desinvertir en el negocio bancario estadounidense, que muchos consideran el principal punto débil del grupo que preside Torres (junto con Turquía). Su filial Compass consume una quinta parte del capital de BBVA con una exigua rentabilidad del 7%, un negocio ruinoso por cuya venta podría obtener liquidez para integrar al Sabadell.
Los portavoces oficiales del Banco Sabadell consultados por MERCA2 siguen la línea marcada por su presidente y desmienten que esta operación se haya puesto en marcha, aunque varias firmas de análisis la consideren como una opción más que probable. Sobre todo porque la entidad financiera catalana ha hecho los deberes en los últimos meses, desinvirtiendo en activos no estratégicos, duplicando su beneficio en 2019 y elevando su capital de máxima calidad hasta niveles próximos al 12%.
La última gran venta ha sido la de su gestora Sabadell Asset Management, que pasará en el tercer trimestre de 2020 a manos de Amundi por 430 millones de euros, lo que supone generar unas plusvalías de 350 millones. A la espera de lo que suceda con su filial británica TSB –que Bank of America recomienda vender por 700 millones– Sabadell ha pasado de ser una entidad financiera frágil a configurarse como un actor atractivo que puede ser la bisagra que necesita el proceso de consolidación bancaria en España.
El gran damnificado por una eventual fusión ente Sabadell y BBVA sería el PNV, que ya ha solicitado al presidente del Gobierno que quiere recuperar el poder perdido cuando Francisco González expulsó al clan de Neguri del consejo de administración del banco, con la inestimable ayuda del entonces gobernador del Banco de España, Jaime Caruana, que también aspira a suceder a Carlos Torres. El nacionalismo vasco quiere aprovechar la debilidad parlamentaria del Ejecutivo para asaltar BBVA, aunque lo tiene difícil por su escasa presencia en el máximo órgano de gobierno de la entidad.
Las fuentes consultadas no descartan que incluso se pudiera lograr la cuadratura del círculo incorporando a Goirigolzarri al banco resultante de la integración entre Sabadell y BBVA, creando una copresidencia en la que compartiera tareas de gobierno con Oliu y dejando a Guardiola de consejero delegado.
Aunque se trata de una alternativa complicada facilitaría la salida del banquero vasco de Bankia, que siempre ha dejado claro que no seguirá al frente de una entidad que sirva al Gobierno para hacer política. Un aviso a navegantes que cobra plena actualidad tras la abrupta salida de Jordi Sevilla de REE, presionado por la vicepresidenta y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, para que pusiera la empresa al servicio de La Moncloa y de sus intereses personales.