viernes, 20 septiembre 2024

El sector olivarero vincula la subida de las cotizaciones de la aceituna de mesa a la elevada demanda

credito y caucion

En el panorama actual del sector agrícola español, la aceituna de mesa está experimentando un momento singular. Las últimas tres campañas han sido testigo de cosechas por debajo de la media, lo que ha desencadenado una serie de consecuencias en el mercado que se hacen evidentes en la presente recolección. La demanda está superando notablemente a la oferta, lo que ha llevado a que las primeras partidas comercializadas alcancen cotizaciones sin precedentes en todo el territorio nacional.

Esta situación excepcional tiene su origen en los bajos niveles de existencias con los que se inicia la campaña actual, con tan solo 265.000 toneladas disponibles. Este escenario ha intensificado la competencia entre las entamadoras de aceituna de mesa, que no solo deben disputarse el producto entre ellas, sino que también se enfrentan a la demanda de las almazaras, tanto cooperativas como empresas productoras de aceite de oliva, que requieren aceitunas frescas para la molturación. Este conjunto de factores está configurando un mercado dinámico y altamente competitivo, donde cada kilogramo de aceituna adquiere un valor extraordinario.

El impacto de las cosechas reducidas en el sector olivarero

La jornada número 42 de Aceituna de Mesa organizada por Asaja-Sevilla en Espartinas se convirtió en un foro crucial para analizar la situación actual del sector. Con la presencia de casi 200 olivareros especializados en aceituna de mesa, el evento arrojó luz sobre las consecuencias de las recientes campañas de baja producción. José Pedro Guzmán, responsable de la sectorial de aceituna de mesa de Asaja, subrayó que las producciones españolas de 2022 y 2023 fueron significativamente inferiores a la media, situándose en 414.000 y 407.000 toneladas respectivamente.

Lo más preocupante para el sector es que las previsiones para la campaña de 2024 no son más alentadoras. El aforo realizado por Asaja indica que se espera una nueva campaña corta, con una producción estimada de apenas 426.000 toneladas. Esta sucesión de tres cosechas reducidas consecutivas ha tenido un impacto considerable en la cadena de suministro, dejando los almacenes prácticamente vacíos y aumentando la dependencia de aceitunas importadas de terceros países.

Esta situación ha obligado a los envasadores españoles a recurrir a la importación de aceituna foránea para cumplir con sus compromisos comerciales, a menudo a precios más elevados que los del producto nacional. Este escenario no solo afecta a la rentabilidad de las empresas del sector, sino que también plantea desafíos en términos de calidad y trazabilidad del producto final que llega al consumidor.

Desafíos laborales y de seguridad en el sector olivarero

Más allá de las cuestiones de producción y mercado, el sector olivarero se enfrenta a otros retos significativos. Uno de los más apremiantes es la escasez de mano de obra para la recolección. Este problema se ha vuelto especialmente agudo en un contexto donde la demanda de aceituna es alta y los precios son atractivos. La mano de obra representa una parte sustancial de los costes de cultivo, con la poda y la recolección acaparando hasta el 80% de los gastos totales.

Para abordar esta problemática, el Servicio Andaluz de Empleo (SAE) ha lanzado una iniciativa en coordinación con Asaja. Cesar Moreno, representante del SAE, explicó la puesta en marcha de una campaña específica de oferta y demanda de peones agrícolas para la recolección de aceituna de mesa. El objetivo es optimizar la conexión entre la oferta y la demanda laboral, priorizando la contratación de trabajadores locales antes de recurrir a mano de obra foránea.

Otro desafío que enfrenta el sector es el aumento de los robos, un fenómeno que se ha intensificado debido a las altas cotizaciones de la aceituna de mesa. Esta situación ha requerido una respuesta coordinada entre diferentes instituciones. El presidente de Asaja destacó la eficaz colaboración con la Guardia Civil, la Subdelegación del Gobierno y los ayuntamientos, lo que ha permitido recuperar parte de la aceituna robada y establecer medidas disuasorias para los delincuentes. Estas acciones conjuntas están contribuyendo a crear un entorno más seguro para los productores, aunque el problema persiste y requiere una vigilancia constante.


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