viernes, 13 septiembre 2024

La familia real española se mezcla en business sin ser detectada, ¡ni una mirada!

La familia real española es conocida por seguir un estricto protocolo de seguridad cada vez que salen de vacaciones. Este protocolo incluye el uso de vuelos privados para garantizar la máxima discreción y seguridad en sus desplazamientos. Los royal viajan en el Falcon, uno de los aviones más sofisticados y seguros que España pone a disposición de la corona. Sin embargo, en una ocasión, la familia real tuvo que romper con la norma y volar en un vuelo comercial, un hecho que pasó completamente desapercibido para el resto de los pasajeros.

A pesar de las estrictas medidas de seguridad que rodean a cada movimiento de la familia real, en el año 2017 se vieron en la necesidad de viajar en un vuelo comercial, algo poco común para ellos. Este inusual viaje fue llevado a cabo sin que ninguno de los pasajeros del vuelo se percatara de que compartían el avión con la familia real española. Esta habilidad para pasar desapercibidos fue una muestra más de la eficiencia con la que se manejan sus medidas de seguridad.

Un vuelo comercial de la familia real española

@nuriasecret

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♬ Finish Line – Lux-Inspira

En el verano de 2017, los reyes Felipe VI y Letizia, junto a sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía, abordaron un vuelo comercial de la aerolínea Iberia con destino a Budapest. A diferencia de lo habitual, en esta ocasión, decidieron no utilizar el Falcon y optaron por un vuelo regular, donde pasaron completamente desapercibidos. A pesar de que, según el protocolo, toda la tripulación debería estar al tanto cuando un miembro de la familia real viaja en un vuelo comercial, en este caso, la discreción fue tal que ninguno de los pasajeros notó la presencia de la familia real.

Este viaje privado a Budapest fue uno de los pocos casos en los que la familia real española optó por un vuelo comercial, y lo hicieron con tal naturalidad que ni siquiera los pasajeros más atentos pudieron reconocer a los monarcas. La seguridad que rodea a la familia real es siempre prioritaria, pero en esta ocasión, la simplicidad y el bajo perfil fueron las claves para disfrutar de unas vacaciones privadas sin la atención mediática que usualmente los acompaña.

Un embarque discreto y una llegada desapercibida de la familia real española

Un embarque discreto y una llegada desapercibida de la familia real española
Familia real española

La estrategia para mantener la discreción comenzó desde el momento del embarque. La reina consorte, quien es conocida por su elegancia, optó por un atuendo que la ayudara a pasar desapercibida: unas gafas de sol negras y un pañuelo en la cabeza que ocultaba parte de su rostro. Fue la última en abordar el avión, lo que minimizó el tiempo que estarían expuestos a la vista del resto de los pasajeros. Para garantizar su seguridad, un guardaespaldas se sentó junto a Letizia y la infanta Sofía en la clase business, mientras que otros dos se ubicaron estratégicamente en la parte central y trasera del avión, asegurando una cobertura total sin llamar la atención.

Durante el vuelo, la discreción fue tal que la reina Letizia y la infanta Sofía lograron incluso dormirse sin que nadie se diera cuenta de su presencia. Al llegar a su destino en Budapest, la familia real fue la primera en descender del avión, de nuevo, sin despertar sospechas entre el resto de los pasajeros. Este nivel de sigilo permitió a los monarcas y a sus hijas disfrutar de unas vacaciones privadas lejos del escrutinio público, algo que no ocurre con frecuencia dado su estatus. No es la primera vez que la familia real española lo hace, anteriormente han pasado desapercibido tomando vuelos manteniendo la mayor discreción.


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