Los increíbles secretos detrás de la estatua de la libertad

Todos conocemos la emblemática Estatua de la Libertad, una escultura icónica considerada una de las más importantes del mundo. La gran representación de la Ciudad de Nueva York y uno de los atractivos turísticos cruciales de Estados Unidos.

Lo que no muchos saben, es lo que hay detrás de ella y su historia. Hablamos de secretos que, incluso con el paso de los años, esta estructura inaugurada el 28 de octubre de 1886, supo mantener escondidos. En este artículo te contamos 3 secretos que de seguro te sorprenderán sobre la Estatua de la Libertad.

Tiene un rostro familiar

A pesar de las diferentes hipótesis sobre la inspiración del escultor de la estatua, Frédéric Bartholdi, la que tiene más peso es que tomó de modelo a su madre, Charlotte. El escultor reveló este dato a un senador francés al coincidir con su madre en la ópera y quedar asombrado con el parecido con la estatua.

Por otra parte, hay quienes tienen teorías de que la cara de estatua fue inspirada en otras figuras, como por ejemplo, Liberta, la Diosa romana de la libertad. Pero en los últimos años, la teoría de un rostro similar al de su escultor, ha tomado más peso.

El color de la estatua no era verde

La piel de la estatua es de cobre y mide menos de 3 milímetros de grosor. Un esqueleto interno de hierro diseñado por Gustave Eiffel, el ingeniero que levantó la famosa torre de París que lleva su nombre, sujeta las diferentes piezas del monumento, como un puzzle.

 En el momento de su inauguración, la estatua era del color marrón oscuro del cobre con el que estaba hecha. Los efectos de oxidación por el agua a lo largo de los años, la dejaron verde en tan solo dos décadas y ahora es su color representativo.

La estatua no iba a estar en Nueva York

Los increíbles secretos detrás de la estatua de la libertad

Su creador, Frédéric Auguste Bartholdi, visualizó el concepto de la Estatua de la Libertad para el Canal de Suez, en Egipto. La idea original era construir una figura monumental tan imponente como el Coloso de Rodas en la entrada del canal.

El escultor esbozó una mujer vestida con una estola y una lámpara en la mano. El proyecto se tumbó y Bartholdi lo llevó a varias ciudades de los Estados Unidos hasta despertar el interés de Nueva York, donde quedó siendo un símbolo representativo de este estado.