Carlota Pi, la empresaria que pone en riesgo a HolaLuz con dos fondos en contra y sin auditoría

Carlota Pi preside HolaLuz, que tiene un rumbo más que incierto y está al borde del preconcurso de acreedores. A última hora y fuera de plazo, la compañía dio a conocer sus cuentas ante el BME Growth, pero las mismas no están auditadas. Según el reglamento que rige este mercado de empresas en expansión, las empresas tienen cuatro meses desde el cierre del último trimestre del año anterior para dar a conocer la evolución de su negocio. Es decir, hasta el 30 de abril de este 2024. La compañía estará suspendida de cotización hasta presentar el informe de auditoría.

El resultado neto consolidado de HolaLuz, atendiendo a sus cuentas, arroja unas pérdidas de 26,2 millones se quintuplican respecto a los cinco millones de 2022. No son las únicas cifras que alertan al sector. La deuda neta consolidada ajustada alcanza los 58,8 millones de euros, algo debido al desarrollo de inversiones para escalar el negocio fotovoltaico. No obstante, el fondo de maniobra negativo de 44,3 millones de euros y sin liquidez en bancos, con números rojos de 7,9 millones.

Estas cifras contrastan la trayectoria meteórica de Carlota Pi con HolaLuz, conocida por la ‘revolución de los tejados’ y sus propios objetivos, tales como entrar en beneficios en 2024 con el objetivo de conseguir las 16.000 instalaciones. No obstante, la empresa apunta ahora al preconcurso y si nada ni nadie lo remedia, a una situación aún peor. Los fondos exigen un cambio de calado en la cúpula para modificar la gestión y poner el dinero para devolver a la empresa a su sitio. Pero la presidenta de HolaLuz y el resto de los emprendedores creen que pueden mantener a flote a la compañía. No habrá paso al lado hasta que la situación sea irremediable.

La viabilidad de la compañía pasa por obtener 21 millones de euros para evitar el preconcurso de acreedores. El capital supone el 36% de la capitalización bursátil a cierre del pasado viernes, un montante de muy difícil acceso con el actual expediente de la empresa. Y es que, el sector de las renovables está pagando muy caro el alza de los precios de la energía ante la multiplicación de los montantes de los avales para poder comprar energía, un negocio que ahora no es rentable debido a los bajos precios.

CARLOTA PI, DE PEDIR AL EJÉRCITO QUE COLOQUE PLACAS SOLARES A ENTRAR EN PRECONCURSO

Carlota Pi buscó emprender desde la universidad. Antes de HolaLuz, llegó a considerar la opción de montar una juguetería, un sector que ha acabado fagocitado por los grandes distribuidores en detrimento de las pequeñas tiendas de barrio. La barcelonesa descartó la idea para mirar y poner el foco en el sector de las renovables, especialmente en la comercialización de electricidad 100% de origen renovable. Todo un reto al competir con auténticos gigantes.

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Carlota Pi, cofundadora y presidenta ejecutiva de Holaluz

Pero la barcelonesa emprendió y supo captar clientes a los que transmite sus ideas y aspiraciones para cambiar el mundo. La opción del cambio climático vende muy bien, tanto que hasta Google se fijó en ella para incorporarla a su programa exclusivo para la aceleración de las startups de mujeres emprendedoras.

La empresa, con Carlota Pi al frente, llegó a acuerdos con Tesla, una asociación que ha mantenido y que buscaba fortalecer el pasado año, llegando a pedir que se utilizara a los militares para instalar placas solares en los tejados. La idea no era mala cuando tienes una empresa con verdaderos problemas. Mano de obra pagada por el Estado y en un momento en el que hay una enorme escasez de trabajadores debido a las pésimas condiciones que ofrece el sector. «Yo pondría al Ejército a poner placas solares en los tejados», fueron sus palabras textuales. Una idea revolucionaria, todo por la patria para poner paneles.

a pesar de las discrepancias entre socios, habituales en los negocios, el no firmar las cuentas, ni el informe de gestión y no aceptar tampoco estampar su rúbrica en la auditoría denota que hay más detrás

Extrabajadora de RWE Power y ferviente seguidora del FC Barcelona, creyó que podía competir en un mercado energético, pero no era más que un Quijote contra centenares de compañías y con unas cuentas que no dejan buen lugar a la compañía. Y es que, a pesar de las discrepancias entre socios, habituales en los negocios, el no firmar las cuentas, ni el informe de gestión y no aceptar tampoco estampar su rúbrica en la auditoría denota que hay más detrás.

Por otro lado, las críticas a la máxima dirigente de HolaLuz también llegan desde el ámbito social, cuando la Asamblea Nacional Catalana (ANC), el altavoz indepedentista por excelencia, colocó a Holaluz entre las empresas que debían contratarse por mostrar su compromiso la ruptura de Cataluña y estar alejada del ‘maligno’ Ibex 35.

CUENTAS FUERA DE PLAZO Y SIN AUDITAR

Sin embargo, aunque sea por unos minutos, HolaLuz puso las cuentas a las 00.08 de este miércoles, 1 de mayo. Esta fue la primera anomalía de la madrugada. La segunda llegaba en una cuestión crucial: Dónde está la auditoría de cuentas. Estudiando los documentos, no había rastro de ello. Ni un papel en sus 378 páginas enviadas a BME Growth. No obstante, a las 15.09 horas de este miércoles daba a conocer el informe de auditoría, pero con una advertencia de la propia Carlota Pi.

El retraso de la publicación se debió a la «votación en contra de dos de los siete miembros del consejo de administración». En concreto, de Geroa Pensioak y Axon Capital e Inversiones, dos de los fondos de referencia de la sociedad. Con el rechazo, se han tenido que realizar una serie de «trámites administrativos adicionales por parte del auditor de Holaluz».

GEROA Y AXON SE NIEGAN A FIRMAR

Ambos fondos muestran «la falta de información para tener una opinión completa de las cuentas a aprobar y el desacuerdo sobre la política de capitalización de costes incurridos por nuevos proyectos, que, según su opinión, pudiera en algunos casos no ser razonable». Los cinco consejeros restantes han votado a favor de la formulación y aprobación de cuentas.

La tercera anomalía de las cuentas de HolaLuz, la empresa que creyó ser la Tesla española de la mano de Carlota Pi, es la falta de firmas de Axon Capital e Inversiones y de Geroa Pensioak, representados por Alfonso J. de León y Jordan Saenz, respectivamente.

GEROA Y AXON EVITAN ESTAMPAR LA FIRMA EN LAS CUENTAS Y LA GESTIÓN DE HOLA LUZ

Las rúbricas están ausentes tanto en la formulación de las cuentas anuales correspondientes al ejercicio anual, cerrado el pasado 31 de diciembre por el órgano de administración, como en el informe de gestión y el de autoría.

Los fondos se niegan a firmar los informes de gestión, cuentas y auditoría
Los fondos se niegan a firmar los informes de gestión, cuentas y auditoría

Son los propios administradores quienes han formulado estas cuentas, pero sin una verificación profesional de las mismas. Quienes sí han firmado «de su puño y letra» los citados documentos son la propia Carlota Pi, Ferran Nogué, Oriol Vila, Elena Gómez del Pozuelo y Eduardo Soler.

Los fondos están dispuestos a reestructurar la empresa, poner financiación de su bolsillo y trazar un plan de expansión para obtener un mejor resultado. Al fin y al cabo, están invertidos para ganar dinero y no dilapidarlo. No obstante, frente a ellos se ha opuesto Carlota Pi, quien mantiene intactos sus planes y se resiste a abandonar el poder dentro de la empresa, pese a poner en peligro la propia viabilidad de la compañía. Y es que, los resultados no son nada buenos para HolaLuz.

LAS CIFRAS DE HOLALUZ: PÉRDIDAS Y MÁS PÉRDIDAS

Las cifras muestran unas pérdidas de casi 5,5 millones de euros en este pasado ejercicio fiscal, frente al beneficio de 8,049 millones del pasado 2022, a pesar de los menores gastos de explotación, que se han situado en prácticamente 45 millones. La cifra neta de negocios se ha desplomado un 36%, hasta los 552,771 millones. Las ventas en sí se han hundido un 35%, hasta los 552 millones, mientras que los servicios contabilizan un 92% menos en un año, hasta apenas 366.514 euros. El resultado de explotación, por otro lado, también muestra un negocio a la deriva, con unos números rojos de 6,4 millones de euros, frente al beneficio de 11,67 millones de un año antes.

La empresa, además, ha tenido que lidiar con una situación de mercado muy complicada, con una bajada de los precios energéticos importante. Los aprovisionamientos alcanzan los 500 millones de euros, frente a los 788 millones del pasado 2022. Todo ello, con un incremento del 27% en el gasto de personal, hasta los 27,65 millones de euros. Los sueldos y salarios se han triplicado hasta los 21,58 millones. La empresa muestra que debe aún 237.744 euros a los trabajadores.

Por otro lado, la deuda de la compañía se sitúa a largo plazo en los 134 millones de euros, un 33% inferior a la de hace un año. A corto plazo, el montante de la deuda alcanza los 63,61 millones, un 17,4% inferior a la registrada en 2022. A los proveedores les adeuda cerca de 46,9 millones de euros. Asimismo, registra una deuda con las Administraciones públicas de 1,019 millones.